Los torrentes e inundaciones que azotaron la noche del jueves las regiones orientales de Marruecos provocaron la muerte de una niña y un hombre de cincuenta años, además de daños materiales.
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El diario marroquí Hespress informó hoy, sábado, que "una niña de nueve años murió en la ciudad de Berkane, tras ser arrastrada por las inundaciones, lo que la hizo caer en un desagüe, mientras que un pastor de unos cincuenta años murió en la ciudad de Zaio, en la región de Nador, donde fue sorprendido por las inundaciones cuando intentaba reunir su rebaño, y luego fue encontrado con varias de sus reses muertas".


Las inundaciones en las ciudades de Berkane, Nador, Zaio y sus alrededores provocaron que sus calles y callejones quedaran sumergidos en el lodo que fue arrastrado por los torrentes desde los suburbios sin pavimentar.

Muchas carreteras, especialmente las que unen Oujda y Nador, se han convertido en caminos llenos de barro y polvo, ya que las inundaciones han sumergido muchos tramos de carreteras, interrumpiendo el tráfico durante largas horas.

Las inundaciones también paralizaron durante un tiempo la línea ferroviaria que une Fez y Oujda a la altura de la ciudad de Taourirt. Los daños no se limitaron a las carreteras e instalaciones, sino que se extendieron al sector agrícola y a la población, ya que las inundaciones en la comunidad de Shuwaihiya y en la llanura de Sabra en Ouled Stout provocaron el arrastre de varias cabezas de ganado y su muerte, así como la destrucción de cultivos, árboles y casas de plástico destinadas a la agricultura.

Ante las continuas fluctuaciones meteorológicas, el Ministerio de Equipamiento y Agua emitió un comunicado instando a los usuarios de las carreteras a extremar la precaución, basándose en un boletín de alerta de la Dirección General de Meteorología, que espera nevadas en alturas superiores a los 1.500 metros (de 25 a 60 centímetros de espesor), y fuertes tormentas eléctricas acompañadas de granizo (de 25 a 130 milímetros de tamaño), con fuertes vientos.