Traducido por el equipo de SOTT.netSHANGHÁI: No podría haber un lugar más estratégico para pasar estos embriagadores últimos días del Trump Tariff Tizzy (TTT) que Shanghái, la capital de los negocios, del comercio y de la cultura de China.

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Desde lo alto de la torre Jin Mao, en el distrito financiero de Lujiazui, en Pudong, un elegante y discreto compañero art decó del superrascacielos World Financial Center, símbolo característico del poder económico de China, es como si los radios de una rueda irradiaran hacia el Bund y más allá, siguiendo un impulso incesante para contrarrestar
la absurda idiotez del "Emperador de los aranceles", del que se burlan sin cesar a través de innumerables plataformas de medios sociales chinos.
He tenido el privilegio de transitar desde el Centro Financiero del Bund, que alberga entre otros la Fundación Fosun (una obra maestra arquitectónica inspirada en el bambú) hasta la Academia China en el inmaculado campus de la Universidad de Fudan, donde compartí un seminario con el profesor estrella Zhang Weiwei y una mesa redonda con estudiantes de doctorado de alto nivel de varias disciplinas. El profesor Zhang Weiwei es el principal conceptualizador de China como civilización-estado.
El tema principal de nuestro seminario fue la asociación estratégica entre Rusia y China, pero inevitablemente el foco de atención cambió una y otra vez a los fundamentos del Emperador de los aranceles. Las preguntas de los estudiantes fueron muy agudas. A ello se sumó una entrevista en profundidad para la Academia de China a cargo de su Director General, el formidable Pan Xiaoli.
Una visita a la sede de
Guancha (el principal sitio independiente de noticias y análisis de China, cuyos varios canales en diversas plataformas llegan a la asombrosa cifra de 200 millones de personas) no podría haber sido más oportuna. Guo Jiezhen, investigador del Instituto de China, que formó parte de nuestra mesa redonda en la Universidad de Fudan, presentó uno de los análisis más sagaces de lo que describe como la "
desquiciada técnica de hacer dinero" de Trump.
Mientras nos reuníamos con el nuevo redactor jefe de Guancha, He Shenquan, y discutíamos con la hipercompetente especialista en relaciones internacionales Kelly Liu y Yang Hanyi (responsable de comunicación del Instituto de China), vimos juntos un
podcast excepcional en el que participaban el coronel del PLA Wang Lihua, Gao Zhikai (director adjunto del Centro para China y la Globalización) y el siempre imprescindible Li Bo, presidente del Instituto de Estrategia de Desarrollo Chunqiu de Shanghái.

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Y fue entonces cuando resurgió con fuerza la legendaria formulación de Mao Zedong en los años 60 de que EE.UU. era un
"tigre de papel" (citada en todo, desde los eslóganes de la guerrilla latinoamericana hasta las películas de Godard).
Wang Lihua retomó lo que el Presidente Xi había dicho a Putin en su histórica reunión en el Kremlin hace dos años:
estamos justo en medio de cambios no vistos en 100 años.
Wang: "Este cambio no puede producirse de golpe, y la guerra comercial entre China y Estados Unidos no se resolverá de una vez por todas. Este tipo de fricción y lucha, en palabras del Presidente Mao, es 'crear problemas, fracasar, volver a crear problemas, volver a fracasar, hasta la destrucción'".
Wang concluyó con lo que puede encapsular el sentimiento general en China, identificado en cada rincón de Shanghái:
"Es difícil para Estados Unidos repararse a sí mismo desde dentro. Ahora Estados Unidos tiene que enfrentarse a China y al mundo entero, y es evidente que su fuerza no es suficiente, por lo que el fracaso es inevitable. No tememos una guerra prolongada, porque el tiempo está de nuestro lado".
China "no teme a la guerra", se manifieste como se manifieste, de híbrida a caliente, es el sentimiento consensuado en Shanghái, tomado del concepto maoísta de "frente unido", y propugnado desde académicos y líderes empresariales hasta residentes de "barrios modelo" de la época maoísta aún conservados impecablemente, y con un ojo puesto en la innovación (ejemplo: hilera de enchufes de corriente alterna tras hilera para alimentar el conjunto de bicicletas eléctricas aparcadas en los patios interiores).
El "tigre de papel" se desataFue inmensamente instructivo compartir cenas de negocios con ejecutivos y comerciales procedentes de varias provincias chinas: desde la impresionante Mansión Pei, uno de los edificios más bellos de principios del siglo XX en Shanghái, donde el arquitecto estrella I.M. Pei vivió durante un año, hasta el mejor restaurante de Xinjiang de la ciudad, Ali Yang, en el Centro Financiero Mundial, con toda la experiencia del cordero uigur.
En todas las conversaciones y debates, una constante: no hacerse ilusiones sobre la estrategia cambiante del Trump 2.0, y cómo debería volverse contra él, al estilo Sun Tzu; cómo China debe amasar un sólido conjunto de fichas de negociación; y sobre todo cómo,
desde el principio, esta fue siempre una guerra de una élite de las clases dominantes estadounidenses contra China. El resto del mundo es un espectáculo secundario.Así que no es de extrañar que en cada cena de negocios, después de un festín gastronómico sin igual, la conversación pronto virara sobre cómo la estrategia de China no consistirá en el control inmediato de los daños; y cómo China ya está buscando nuevos vínculos y nodos para profundizar a largo plazo en su competitividad global.
Queda abierta la cuestión de si el Trump 2.0 y su equipo de sinófobos lograrán impedir el surgimiento de una alianza estratégica de la Mayoría Global contra el Imperio del Caos.
En Shanghái, y en toda China, la sumisión simplemente no es una opción. En términos culturales, Trump ha conseguido enemistarse con 1.400 millones de chinos, simultáneamente, al tratar al Estado civil sin respeto. Lo que más irrita a los chinos es el maltrato (véase, por ejemplo, el "siglo de la humillación").

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¿Una guerra comercial en toda regla? ¿Desacoplamiento profundo? Adelante.
El Emperador de los aranceles afecta especialmente a las cadenas de suministro del Sudeste Asiático: Vietnam, Camboya, Laos, Myanmar. Para los 10 países de la ASEAN, su principal socio comercial es China. La IED china es muy importante en Camboya y en la convulsa Myanmar tras el terremoto. No cabe duda de que la ASEAN tendrá que actuar de forma "estratégicamente multilateral".
La oportuna gira del presidente Xi por Vietnam, Camboya y Malasia ya está marcando la pauta, corroborada por el ministro de Exteriores, Wang Yi: "El Sudeste Asiático logró un consenso: nos mantendremos unidos y diremos no a estas acciones retrógradas y regresivas".
El
Trump Tariff Tizzy (TTT) (traducido como Mareo Arancelario de Trump) es una guerra contra los BRICS y la ASEAN, y la creciente presencia de la ASEAN dentro de los BRICS, como miembros de pleno derecho (Indonesia) y socios (Malasia, Tailandia, Vietnam). Los principales intelectuales chinos son plenamente conscientes de ello. Trump, por su parte, teniendo en cuenta su historial, ni siquiera sabe lo que significan realmente BRICS y ASEAN.
En las reuniones preparatorias de los sherpas de los BRICS antes de la cumbre de principios de julio en Río, ya hay serios movimientos para contrarrestar el "proteccionismo sin precedentes" de la guerra comercial de Trump, según ha formulado el Ministerio de Agricultura brasileño. Trump ya ha lanzado una amenaza marca de la casa: un arancel del 150% a los miembros de los BRICS. El principal miembro de los BRICS, China,
no se deja intimidar.
Ocupado en construir un consenso mundial contra la intimidaciónMientras tanto, en Pekín, a la par de todo el frenesí intelectual en Shanghái, Jensen Huang, el director ejecutivo de Nvidia, vistiendo un traje de negocios (prefiere las chaquetas de cuero) en señal de respeto y hablando en inglés (aunque nació en Taiwán) tuvo una reunión megasignificativa con Ren Hongbin, presidente del Consejo Chino para la Promoción del Comercio Internacional.
Así que aquí tenemos al multimillonario director ejecutivo de un gigante estadounidense de chips diciéndole al gobierno chino, en persona, que su compañía sigue totalmente comprometida con el mercado chino, a pesar de las rígidas restricciones a la exportación de chips de IA del Trump 2.0.Un nuevo libro,
La máquina de pensar: Jensen Huang, Nvidia y el microchip más codiciado del mundo, es una lectura esencial para entender cómo piensa Huang. Es un inmigrante asiático que salió de la pobreza; personifica el sueño americano de la vieja escuela; no acepta tonterías de nadie; y es hipercompetitivo.
Huang es plenamente consciente de que Nvidia no puede perder el mercado chino; es más, sabe que antes de 2030 los ingenieros chinos sacarán sus propias GPU y pueden dejar a Nvidia fuera del negocio.
De vuelta a Shanghái, volando desde el aeropuerto de Pudong era fácil ver por qué el tráfico aéreo de pasajeros en China alcanzó un récord en el primer trimestre de 2025, incluso en un clima de "crisis" y competencia feroz, incluido el tren de alta velocidad. Si a esto le sumamos el tsunami humano que se apodera de la Calle Nankín un viernes por la noche, es necesario disponer de filas y filas de policías militares para disciplinar el flujo humano a ambos lados de la calle peatonal.
¿Crisis de consumo? ¿Qué crisis? Paralelamente, al otro lado del Pacífico, Taobao es ahora el número 2 (y subiendo) en la tienda de aplicaciones de Apple en EE.UU.; todo el mundo está ansioso no sólo por los vídeos virales de TikTok, sino por ir de compras ilimitadas de productos asequibles
made in China.
En el frente militar, China acaba de presentar una bomba de hidrógeno no nuclear. Sin uranio, sin plutonio. Sólo una inigualable solución de compuestos químicos e ingeniería. Los imperios en decadencia que libran guerras por poderes son tan del siglo pasado. La nueva bomba china pesa sólo 2 kg; dura quince veces más que el TNT; y su bola de fuego supera los 1.000 grados centígrados.
La lección clave de estos últimos días embriagadores en Shanghái puede ser que China está ahora firme y estratégicamente centrada en todo el planeta para ocupar el terreno moral.
Puede que el TTT no mejore el déficit comercial estadounidense; lo que está claro es que ya ha implosionado la confianza estadounidense.Además, la prioridad absoluta de China va mucho más allá del comercio mundial: todo el que esté familiarizado con el pensamiento de Xi Jinping sabe que se trata de lograr la "modernización nacional", la unificación y tejer, con socios de todos los continentes, una "comunidad de futuro compartido".
Así que, desde el punto de vista geopolítico y geoeconómico, esta es la hoja de ruta: Shanghái está demostrando que
China disfruta de su nuevo papel de faro de la Resistencia, empeñada en desafiar la intimidación, ocupada en construir un consenso de Mayoría Global. Todo es cuestión de paciencia estratégica, algo de lo que carece un Imperio caótico y fuera de control.
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