Traducido por el equipo de SOTT.net

La victoria militar de Rusia sobre Ucrania es casi segura desde hace meses. La derrota total de Ucrania es sólo cuestión de tiempo, pero a medida que ese momento se acerca, las potencias europeas se han mostrado cada vez más decididas a no dejar morir la guerra y ahora se preparan activamente para retomarla allí donde Ucrania tropiece. Nuestras democracias liberales son tan preciosas como frágiles y deben tomarse todas las precauciones para defenderlas de las hordas asiáticas que se reúnen en el este.
Europe for WWIII
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Mientras nuestros valientes banqueros se las arreglan para destinar billones de euros de la riqueza de nuestros hijos y nietos a gastos de defensa, nuestros militares se ejercitan diligentemente y se preparan para la guerra, a escondidas de los europeos de a pie, que no están precisamente entusiasmados con la Tercera Guerra Mundial. Pero los rusos se han dado cuenta: el asesor presidencial y ex consejero de Seguridad Nacional Nikolai Patrushev declaró recientemente que, por segundo año consecutivo, la OTAN ha estado
"realizando ejercicios en nuestras fronteras a una escala nunca vista en décadas... Se están entrenando para llevar a cabo una amplia ofensiva desde Vilna hasta Odessa, apoderándose de la región de Kaliningrado, imponiendo un bloqueo naval en el Báltico y el Mar Negro y ejecutando ataques preventivos contra los puntos de reunión de las fuerzas de disuasión nuclear rusas".
Si Patrushev tiene razón, parece que Londres, París, Berlín y Bruselas se están preparando activamente para la guerra contra Rusia. Pero su afirmación de que los ejercicios son "a una escala nunca vista en décadas" debe ponerse en contexto.

Las provocaciones de la OTAN son muy anteriores a la guerra de Ucrania

La OTAN ha estado involucrada en maniobras militares cada vez más agresivas a las puertas de Rusia desde hace muchos años, especialmente después del golpe del Euromaidán de 2014 en Kiev. Durante ese tiempo, las fuerzas de la OTAN han estado llevando a cabo hasta 40 ejercicios militares importantes al año a lo largo de las fronteras de Rusia.

El movimiento de sus activos militares evolucionó desde equipos puramente de reconocimiento a buques y aviones listos para la batalla equipados con municiones de precisión y misiles de crucero que con frecuencia se acercarían a territorio ruso hasta 15 km (9,3 millas). En estas ocasiones, a menudo activaban sus misiles en repetidos simulacros de ataques contra objetivos rusos. En septiembre de 2020, el jefe de operaciones del alto mando ruso, el general Sergei Rudskoi, declaró que la OTAN realizaba entre 33 y 40 aproximaciones aéreas de este tipo a la semana con aviones de combate de Suecia, Alemania, Ucrania e Italia.

Esto sugiere que los ejercicios a los que se refirió Patrushev no son la reacción de Europa a la agresividad de Rusia, sino la continuación de una política muy anterior a la guerra de Ucrania. En junio de 2021, todavía más de seis meses antes de la guerra de Ucrania, el entonces secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, se jactaba de que:
"Quizá lo más importante que hemos hecho es que, por primera vez en la historia de la OTAN, tenemos tropas listas para el combate en la parte oriental de la Alianza. Se han desplegado nuevos grupos de combate en los países bálticos y en Polonia, hemos triplicado el tamaño de la fuerza de preparación de la OTAN".
En una entrevista radiofónica de 2016 con John Bachelor, el difunto profesor Stephen Cohen señaló que:
"La OTAN ha decidido cuadruplicar sus fuerzas militares en las fronteras de Rusia o cerca de las fronteras de Rusia... La última vez que hubo este tipo de fuerza militar hostil occidental en las fronteras de Rusia fue cuando los nazis invadieron Rusia en 1941. Nunca ha habido nada parecido. Durante los 40 años de Guerra Fría existía una vasta zona tampón que iba desde las fronteras soviéticas hasta Berlín. Allí no había tropas de la OTAN ni estadounidenses. Se trata de un cambio muy radical por parte de la Administración [Obama]... Rusia no amenaza a ningún país en su frontera".
Democracia y libertad por valor de 75 billones de dólares

El profesor Cohen tenía razón. En realidad, Rusia no estaba amenazando a ninguno de sus vecinos, y ningún dirigente ruso ha expresado explícita o implícitamente pretensiones territoriales contra ninguna nación europea. Las desquiciadas afirmaciones de que una vez que hayan acabado con Ucrania, los rusos seguirán hacia Polonia, los países bálticos, Finlandia y luego, quién sabe, quizás París y Londres, no se basan en otra cosa que en el temerario alarmismo de los dirigentes europeos, destinado a justificar los continuos preparativos de guerra de la OTAN.

La razón última no es la creencia de que Rusia lanzará una invasión medieval de Europa y nos privará de nuestra democracia y libertad, sino el conocimiento cierto de que Rusia está sentada sobre unos 75 billones de dólares de nuestra libertad y democracia. Esos preciosos recursos están totalmente desperdiciados en los indignos rusos. He aquí lo que dijo una vez la Dama de Hierro Margaret Thatcher (véase en este enlace):
"Si hicieras una tabla de países en proporción a los recursos naturales que tienen, el primero sería casi con toda seguridad Rusia. Lo tiene todo. Petróleo, gas, diamantes, platino, oro, plata, todos los metales industriales, una maravillosa madera en pie, un suelo maravillosamente rico. Pero los países no son ricos en proporción a sus recursos naturales. Son ricos los países cuyos gobiernos tienen políticas que fomentan la creatividad esencial, la iniciativa y la empresa del hombre y reconocen su deseo de hacer las cosas mejor para su familia".
¿Por qué pronunció la Sra. Thatcher semejante declaración? ¿Cuál fue el pensamiento que motivó sus palabras que, además de un sentimiento de superioridad, traicionan un sentimiento de envidia por las riquezas que se están derrochando en los rusos? En 1991, no mucho después de que ella pronunciara esas palabras, la Unión Soviética se derrumbó, las potencias occidentales llevaron al poder a su títere democráticamente elegido, Boris Yeltsin, y durante los nueve años siguientes llevaron a cabo la mayor redada pirata jamás orquestada desde el principio de los tiempos. Como declaró E. Wayne Merry, analista político jefe de la embajada estadounidense en Moscú:
"Creamos una tienda virtual abierta para el robo a nivel nacional y para la fuga de capitales en términos de cientos de miles de millones de dólares, y el saqueo de los recursos naturales y las industrias a una escala que dudo haya tenido lugar jamás en la historia de la humanidad".
Luego, en 2000, Vladímir Putin llegó al poder y esa danza de vampiros llegó a su fin. Pero quienquiera que esté al mando en Londres, París, Bruselas y Berlín nunca renunciará a intentar arrebatar el control de toda esa riqueza a los indignos e inferiores rusos.

Son nuestros recursos, ¡maldita sea!

En sus mentes trastornadas, esa riqueza pertenece a aquellos "cuyos gobiernos tienen políticas que fomentan la creatividad esencial, la iniciativa y la empresa" de los hombres. La Sra. Thatcher debía de referirse a la creatividad, la iniciativa y el espíritu empresarial de hombres como Edward Teach, Henry Avery, William Kidd, Sir Francis Drake o Sir Henry Morgan, ya que la clase dirigente a la que ella representaba sigue considerando héroes nacionales a esos piratas y asesinos en la vida real. El odio de su establecimiento sólo se reserva a quienes se resisten al saqueo, rechazan el vasallaje y se defienden de su colonización.

Hoy ese establecimiento tiene fieles vasallos en Europa y en la OTAN. Estados Unidos bajo Trump rompió filas por el momento, pero esto podría ser solo un revés; podrían conseguir una guerra de todos modos, obligando a EE.UU. a acudir en su ayuda. Después de todo, los estadounidenses no podían quedarse de brazos cruzados, dejando a sus fieles aliados europeos a merced de las bárbaras hordas asiáticas. Incluso si Trump se resiste a la llamada de la guerra, las narrativas de guerra podrían acumular una poderosa presión política en casa, además de un ataque de falsa bandera bien sincronizado podría funcionar con la misma magia que lo hizo durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial.

En definitiva, los europeos están presionando con fuerza para dar a esta guerra la oportunidad que se merece y escalarla hasta la Tercera Guerra Mundial. Billones de dólares en democracia y libertad para los banqueros están en juego.