Un plan que el primer ministro británico, Keir Starmer, ha presentado diez días después del ascenso del partido populista de derechas y antiinmigración Reform, de Nigel Farage, en los recientes comicios locales parciales celebrados en Inglaterra. Entre 2019 y 2023, la migración neta, la cantidad de extranjeros que entran frente a los que se marchan, se cuadruplicó, lo que equivale casi a la población de la ciudad inglesa de Birminghan, la segunda del país, agregó Starmer.
Estas son algunas de las propuestas contenidas en un libro blanco dado a conocer hoy:
- El nuevo sistema pondrá fin a la nacionalidad británica para quienes residan legalmente durante cinco años en el Reino Unido. En su lugar, se exigirá a los inmigrantes pasar una década en el país antes de solicitar la ciudadanía. No obstante, se podrá acelerar el proceso para trabajadores como enfermeros, médicos e ingenieros.
- Se exigirá a los inmigrantes un nivel de inglés más alto en todas las rutas de inmigración, incluyendo, por primera vez, a sus dependientes adultos, que deberán poder hablar inglés.
- Se pondrá fin a la contratación internacional para empleados en el sector de la dependencia y los cuidados.
- La tasa pagada por las empresas que patrocinan a un trabajador migrante se incrementará en un 32%.
- Los visados de trabajo estarán sujetos a contar con una titulación universitaria, revirtiendo un sistema que vio aumentar la proporción de permisos de estancia para trabajadores menos cualificados emitidos entre 2021 y 2024.
- Para las ocupaciones por debajo de este nivel, el acceso al sistema de inmigración estará estrictamente limitado y se basará en la evidencia de escasez de mano de obra.
- Se endurecerán los exámenes para las universidades que ofrecen plazas a estudiantes extranjeros.
- La permanencia de los graduados en el Reino Unido tras sus estudios se reducirá de dos años a 18 meses.
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