Extraño título, ¿verdad? ¿Cómo puede el "miedo a los extraños", el cual es promovido por nuestros venerados líderes como nuestra mejor protección, ser la causa de la autodestrucción de nuestro mundo? ¿Y qué tiene que ver esto con
La Odisea, el Antiguo y el Nuevo Testamento?
Socavones e incendios forestales iniciados por meteoritos. ¿Suena familiar? Debería.
Esto es realmente muy simple. Unos de los temas dominantes de la
Odisea, que también aparece en el Antiguo y el Nuevo Testamento, es la hospitalidad; saber cómo tratar a los extraños si eres el anfitrión y cómo debes responder, en calidad de huésped, a la buena o mala hospitalidad.
Bruce Louden, en su libro
La Odisea de Homero y el Oriente Próximo, examina la épica en busca de pistas sobre cómo determinar quién violó las reglas y la ley de hospitalidad, conocidas también como las reglas de la vida, y así comprender por qué esta o aquella persona o grupo fueron destruidos por los dioses.
[estos son] los tres grandes principios de la Odisea que se convertirán en constantes virtuales del sistema de reglas de la narrativa clásica: el crimen lleva inevitablemente al castigo, el cerebro es intrínsecamente más fuerte que los músculos y pasar por encima de la propiedad de los demás es invariablemente una violación fatal, [...] cualquier desprecio mortal por la divinidad o la autoridad invariablemente trae una retribución, sea sobre el ogro Polifemus, el mendigo, Irus, o incluso (en su arrebato blasfemo final al gigante cegado) el mismo Odiseo. [...] En gran parte, los roles narrativos de los propios participantes humanos son, directamente, definidos en términos de estas leyes morales.
(Bruce Louden (2011), La Odisea de Homero y el Oriente Próximo, Cambridge University Press).
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Los principios fundamentales de la vida que gobiernan las acciones retratadas en
La Odisea, habrían sido correcta y ampliamente entendidos en los tiempos en que esta historia se recitaba en comunidades del mundo antiguo, y seguramente aceptados por los oyentes puesto que cada episodio se desarrollaba y concluía con justicia.
En consecuencia, existió un tiempo donde la ley universal de reciprocidad fue amplia y claramente entendida. Desafortunadamente,
la gente de hoy en día ha perdido de vista esta relación de causa y efecto, pero aún así están condenados a sufrir las consecuencias.
No hay forma de evadir esta ley, la ignorancia no es una excusa. No importa lo solidaria o poco materialista que sea una persona, siempre será parte de algún tipo de intercambio mientras viva. Desde las impresiones y la respiración, a la interacción social y el intercambio material, sólo hay una diferencia de escala.
Somos tanto anfitriones como huéspedes para otros individuos, grupos, la Tierra y el Universo.