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A 24 horas después de "conocerse" que el hijo descarriado de un virus con fama de controlar centrales nucleares ha iniciado las hostilidades. Shawn Henry, subdirector ejecutivo del FBI y máximo responsable en la persecución del cibercrimen, ha aprovechado el ambiente creado para identificar a un enemigo concreto (lo que impresiona más) y lanzar una advertencia general sobre los graves peligros que (nos) acechan.

Milicianos yihadistas que buscan hacer daño a Estados Unidos pueden aprovechar que delincuentes (hackers, se entiende) están dispuestos a vender sus servicios y destreza para atacar sistemas informáticos.

No dijo si las redes insurgentes han podido adquirir ya capacidades de alta tecnología, pero hay que estar alerta pues los que han salido de compras son muchos (no solo yihadistas), aclaró.

Son grupos terroristas que buscan comprar los conocimientos informáticos y el software malicioso (malware) necesarios para lanzar un ataque cibernético
En el terreno de lo general el subdirector ejecutivo del FBI se mantuvo fiel a un guión que encajaba con lo publicado (en la previa) en relación al hijo de Stuxnet capaz de tomar el control de las plantas de energía (nuclear y otras).

Las redes de computadoras que controlan las plantas de energía nunca serán lo suficientemente seguras. Nunca haremos lo suficiente. Los "ciberatacantes" quieren perturbar o destruir infraestructura importantes, desde redes eléctricas y de telecomunicaciones hasta centrales nucleares, sistemas de transporte y Wall Street.

Por eso, dijo, un paso clave sería desarrollar una red en la que el anonimato no es una opción y sólo empleados identificados y fiables tengan acceso. Un nuevo Internet independiente y de alta seguridad. The Case for an Alternate Internet se tituló su ponencia en la conferencia de la ISSA, una influyente asociación de los profesionales de la seguridad de la información.

A su lado, compartiendo panel, el general Keith B. Alexander, el poderoso jefe del comando cibernético del Pentágono (USCYBERCOM) y de la Agencia de Seguridad Nacional, que volvía a defender que "alguien" debe tener competencias y la capacidad para llegado el momento desconectar la red o las redes.