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La política exterior estadounidense hace peligrar la soberanía de las naciones latinoamericanas, pero Venezuela está lista para enfrentar cualquier desafío en lo interno y externo, afirmó el miembro de Partido Socialista Unido de Venezuela, Ramón Rodríguez.

En declaraciones a Prensa Latina Rodríguez explicó que el capitalismo trata de recomponerse en medio de su crisis, y las superpotencias buscan imponer un orden mundial a través de la penetración cultural, el uso de las tropas, entre otras variantes, y Venezuela no escapa de esa situación.

Washington intenta de manera sistemática anular la soberanía de los pueblos, subrayó Rodríguez, quien intervino en la X Conferencia de Estudios Americanos que culmina hoy en el Centro de Estudios Martianos en esta capital.

La nación suramericana -recalcó- tiene una fuerte lucha contra la hegemonía que desean establecer Estados Unidos, sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y algunos gobiernos lacayos en nuestra región.

Ellos -en referencia al gobierno estadounidense-, consideran que América Latina es vital para sus intereses, de ahí su preocupación por los recursos naturales vinculados a su seguridad nacional y defensa militar.

En Venezuela existe una avanzada alineada a los dictados de la Casa Blanca, pero poco podrá hacer ante la fuerza del pueblo liderado por el presidente Hugo Chávez, quien representa la esperanza de esa nación, sentenció.

Santiago Espinosa, especialista del Centro de Investigaciones de Política Internacional de Cuba, subrayó que el 11 de septiembre de 2001 imprimió una dinámica especial al tema de la seguridad nacional de Washington.

Esto se concretó en una reorganización de la comunidad norteamericana de inteligencia, acompañada de un cambio en la doctrina de la política exterior, al tiempo que establecieron por cuenta propia el derecho de agredir sin ser atacados, indicó el experto.

Washington -señaló Espinosa- consideró elementos amenazantes para su seguridad nacional los delitos cibernéticos, la pobreza, las epidemias, la transportación o tenencia de sustancias tóxicas, peligrosas y armas de destrucción masiva, entre otras.

La Casa Blanca lleva dos agendas en esta materia, una para el norte y otra para el sur, pero solo considera sus propias prioridades de seguridad sin tomar en cuenta la de los pueblos del sur, una de ellas la batalla contra la pobreza, precisó.

Empero, sí promueve estrategias que conciben el incremento de militares para intervenir en asuntos políticos y contratistas, aseveró el investigador.