Bruselas controlará la disciplina fiscal de los países. No habrá más intervención del BCE. La noticia cayó mal a los mercados y los bonos italianos superan el 7% de interés.

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El cambio del Tratado de la Unión Europea (UE) es un proceso muy complicado. Francia siempre ha defendido su propia soberanía fiscal y económica y constancia de aquello fue el referéndum en 2005 por el que sus votantes rechazaron una propuesta de constitución europea.

Ahora parece ser que el presidente francés no tiene muchas alternativas salvo apoyar esta propuesta con Merkel ya que la máxima calificación crediticia del país, la preciada "AAA", está bajo amenaza, y la prima que los inversores piden por tener deuda francesa en lugar de la alemana está subiendo.

"Somos conscientes de la gravedad de la situación y buscamos los mismos remedios", declaró Sarkozy al término de una reunión mantenida en Estrasburgo con la canciller alemana, Ángela Merkel, y el primer ministro italiano, Mario Monti.

Alemania, que es la locomotora de la Unión y el país que más aporta en la eurozona, sigue bloqueando las dos vías de salida más mencionadas a una crisis que está sacudiendo a la economía mundial: una intervención masiva del BCE, comprando en los mercados secundarios bonos de los países afectados, o una emisión conjunta de deuda de los 17 países que comparten el euro.

Pero Merkel insiste en que la única respuesta para los mercados de bonos es que los Estados recorten su presupuesto público para poder contener el ataque especulativo de los mercados sobre sus deudas.

Las propuestas de reforma se conocerán antes del Consejo Europeo del 9 de diciembre próximo. Francia y Alemania serán los que marquen las directrices a seguir.