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El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, mostró hoy su irritación por la avalancha de críticas a su política de alterar la esencia árabe y musulmana de Jerusalén, particularmente las del presidente palestino, Mahmoud Abbas.

Netanyahu, cuyo gobierno derechista ha impulsado la ampliación de los asentamientos judíos en los territorios ocupados de Cisjordania y Jerusalén, calificó de discurso incendiario las palabras pronunciadas este domingo por Abbas en una conferencia que tiene lugar en Catar.alt

Pese a que su administración ha llevado al estancamiento de las negociaciones con la Autoridad Nacional Palestina (ANP), el primer ministro opinó que la postura de Abbas socavan los esfuerzos de paz con el Estado sionista.

Al hablar en la conferencia internacional sobre Jerusalén, Abbas acusó a Tel Aviv de querer destruir la mezquita Al-Aqsa, considerada el tercer lugar sagrado del Islam y donde se hallan dos templos bíblicos judíos, por lo que también es un sitio santo para el judaísmo.

Igualmente, denunció que Israel lleva a cabo en los últimos años una batalla final encaminada a la limpieza étnica para borrar el carácter árabe, musulmán y cristiano de Jerusalén Este, ocupado en 1967 y donde los palestinos instalarían la capital de su futuro Estado.

Por lo mismo, recabó ayuda para evitar que los palestinos sean convertidos en una minoría en su propia ciudad, e invitó a toda la comunidad árabe musulmana a visitar la ciudad santa.

Visitar a un prisionero es un acto de apoyo y no de normalización con el carcelero, remarcó al aludir a los palestinos como rehenes de la ocupación, e insistir en que Jerusalén debe ser título central en los vínculos de países árabes e islámicos con el mundo.

Netanyahu, por su lado, expresó disgusto por la presencia del enviado especial del secretario general de la ONU para Medio Oriente, Robert Serry, en la conferencia de Doha, y la denuncia del grupo israelí de derechos humanos BT Selem sobre la judaización de la urbe.

BT Selem indicó que la meta primaria del gobierno de Israel en Jerusalén ha sido crear una situación demográfica y geográfica que frustrará todo intento futuro de desafiar la soberanía israelí sobre la ciudad, aumentando el número de judíos y reduciendo el de palestinos.