Una de las primeras lecciones para cualquiera que llegue por primera vez a la Ciudad de México es qué hacer en caso de sismo.

Aunque sirvan las señalizaciones en cada edificio, los manuales y consejos de los vecinos, la experiencia demuestra que observar la reacción de los habitantes del Distrito Federal es la mejor escuela en caso de que el suelo tiemble.

Este martes, un sismo de 7,4 en la escala Richter sacudió la capital del país al mediodía, aunque también se sintió en el estado occidental Guerrero, donde tuvo su epicentro a 10 kilómetros de profundidad, y en Oaxaca.

De acuerdo al jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, fue el "más intenso después del de 1985", un trágico sismo de 8.1 que dejó unos 10.000 muertos y que traumó a esta ciudad.

Pero este martes, lo que en otras partes del mundo habría sido un terremoto, aquí fue simplemente un "temblor".

Las autoridades dijeron que no se reportaron víctimas mortales ni heridos graves, aunque en Guerrero unas 500 casas sufrieron daños, dijo el gobernador del estado en la televisión.

El gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, dijo que en la capital de esa región se registraron leves daños materiales.

"No hay reporte de daños en el DF. Sólo escenas de pánico y evacuaciones de edificios hasta el momento", dijo el presidente del país, Felipe Calderón, a través de su cuenta de Twitter.

Como ya es habitual en estas ocasiones, Twitter y Facebook fueron los medios más utilizados por los habitantes de la ciudad para poder establecer contacto con sus allegados.

La televisión mostró imágenes de hospitales en evacuación, parte de un puente caído y grietas en calzadas y edificios.

Un mal recuerdo

"Viví el del 85 y siempre te queda el susto. Pero con todas estas medidas de evacuación nos quedamos nerviosos pero no aterrados como antes", dice una empleada de la Secretaría de Relaciones Exteriores, ubicada en pleno centro histórico de Ciudad de México.

Allí, las avenidas, parques y patios de los edificios se coparon de gente, evacuada a los pocos minutos del sismo.

Los edificios públicos cuentan con protocolos de actuación ante emergencias y los simulacros a gran escala son habituales aquí. México aprendió la lección del pasado.

En el 85, la tardía respuesta de las autoridades, la mala gestión del desastre y el abandono de muchas víctimas originó toda una respuesta ciudadana.

Aquel dramático terremoto sirvió para organizar a la sociedad civil y concienciar a la población para reaccionar ordenadamente ante temblores como el de este martes.

"Casi te caías al suelo"

"Ví los postes de la calle moverse de un lado a otro, salí del auto y me pegué contra una pared. Se sintió impresionante", contaba un taxista en la Colonia Roma a los pocos minutos del temblor.

"Casi te podías caer al suelo del temblor, salí a la calle y ví el polvo que dejaron los edificios, como si chocaran entre sí", dice Francisco, residente en el barrio de la Condesa.

A las pocas horas del sismo, algunos mexicanos todavía no habían vuelto a su rutina, temerosos a que pudiera repetirse un temblor similar o más fuerte y alarmados por las réplicas que, aunque de menor intensidad, se sucedieron durante toda la mañana.

Las autoridades advirtieron que este tipo de temblores podrían repetirse a lo largo del día.

Aunque la población se mantiene en alerta ante cualquier sacudida, quizás el síntoma más claro de lo acostumbrado que están los mexicanos a los temblores es el panorama en la céntrica Avenida Reforma.

Allí sigue desde primera hora de la mañana una protesta de trabajadores en conflicto con el gobierno.

Ni los edificios temblando como gelatina ni la cara de pánico en algunos rostros mitiga un rasgo del DF que es casi tan característico