La microsismicidad dentro del volcán, a profundidades que no pasan de 3 kilómetros, es decir sismos superficiales, y las altas tasas de emisión de gases volcánicos, especialmente dióxido de azufre, representan la inestabilidad que mantiene el Volcán Nevado del Ruiz.

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El reporte lo entregó ayer Gloria Patricia Cortés Jiménez, Coordinadora del Observatorio Vulcanológico y Simólógico de Manizales, quien informó que la actividad del Ruiz se mantiene en naranja.

Dijo que la sismología es la reina del monitoreo de un volcán porque permite, segundo a segundo e independiente de condiciones climáticas de visibilidad, saber lo que está pasando dentro del edificio volcánico.

"Hay fenómenos como el microfracturamiento y el cambio o movimiento de gases que se evidencian en el registro de diferentes tipos de sismos, por eso hablamos de sismos asociados a fractura o movimiento de gases que marcan lo que está pasando dentro de un volcán. También sabemos distinguir cuándo hay liberación de energía mediante pequeñas explosiones, con las que podemos hacerle seguimiento a la actividad, a pesar de que el número de sismos y la energía son fluctuantes", explicó Cortés Jiménez.

Agregó que un sismo más o uno menos no hace la diferencia para cambiar el nivel de actividad del Volcán, pues si disminuye un día, al otro puede aumentar.

Olor a azufre y ceniza

El dióxido de azufre (SO2) es uno de los gases más típicos de la actividad volcánica, es inoloro en el sitio de emisión y forma parte de la columna de vapor (llamada popularmente fumarola) que es influenciable por el viento o por la lluvia. En la dirección que vaya la columna es posible que se dirijan los gases, y cuando se mezcla con agua, que puede ser lluvia, se tiene un ácido y pasa a percibirse como olor a azufre.

"Dado que en estos días ha llovido y que la dirección del viento desde el Volcán ha estado hacia el noroccidente se ha podido relacionar con los olores a azufre en algunos sectores de Manizales. Hemos tenido reportes de varios lados, pero principalmente se ha sentido por la avenida Kevin Ángel y en Villa Pilar; pareciera que por ese sector donde tenemos una hondonada va el gas. También se ha sentido cerca a Herveo (Tolima)", señaló la Coordinadora.

El olor a azufre ha sido característico desde el nivel de actividad amarillo del Ruiz y esto lo reportaron en zonas cercanas al cráter Arenas, como en el Gualí y otras áreas habitadas. Lo mismo sucedió en los años 80, posterior a la erupción del 13 de noviembre de 1985, cuando hubo una actividad importante y era más usual que la ciudadanía y en cercanías al Volcán se sintiera olor a azufre.

Hasta ahora la columna de gases es de color blanco, sin contenido de partículas, pues se pueden tener algunas explosiones pequeñas y emisión de cenizas por limpieza del material en el cráter, ahí es posible que la columna se cargue y tome un color gris o café pardo, que indica que contiene partículas.

"Puede darse que cambie la coloración en procesos de emisión, sin que esto signifique erupción como tal. Esto también es normal. Han habido reportes de caída de ceniza en La Enea, Villamaría y otros sectores, pero se han desvirtuado luego de analizar el material. Se ha verificado que es polvo o contaminación. La emisión de ceniza ha sido restringida al cráter", indicó Cortés Jiménez.

Sin embargo, la caída de este material se puede dar en la ciudad, así no ocurra una erupción, y para ello se debe estar preparado (ver recuadro Recomendaciones). "Por la erupción de 1985 la ceniza cayó hasta en Venezuela, a mil 500 kilómetros", agregó la Coordinadora.

Sin mitos

Cuando llueve, sostuvo Cortés Jiménez, en el cráter Arenas hay filtración de agua lluvia que al entrar en contacto con un cuerpo caliente, que da la energía y el motor a todo lo que pasa con el Volcán, genera evaporización y aumenta la columna de gases, pero la lluvia no acelera una erupción.
La experta manifestó que hay documentales muy interesantes que se hacen en otros ambientes, especialmente en islas como Hawai, en donde un volcán activo es sinónimo de salida de flujos de lava que corren a grandes distancias de un volcán. Pero lo que es más característico en los volcanes colombianos es que son de un comportamiento explosivo, y aunque en la historia, el Ruiz ha tenido emisión de lava, lo que ha mostrado en miles de años es una tendencia de actividad explosiva.

En caso de que ocurra una erupción del Ruiz los fenómenos que se pueden dar y los materiales relacionados con esto son la generación de una columna eruptiva, por lo general vertical, cargada de material piroclástico (fragmento roto por la energía del fuego) de diferentes tamaños. Por gravedad el material más grueso cae cerca al cráter y el más fino, entre el cual se conocen las partículas de ceniza, que también tiene unos rangos de tamaño, va más lejos por efecto del viento.

También por gravedad, al momento de una erupción, las columnas no pueden sostenerse verticales y se genera un colapso que va rastrero, denominado flujos piroclásticos. "Son los más peligrosos porque se mueven a ras del piso siguiendo los cauces de ríos y quebradas que nacen en un volcán, ganando velocidad rápidamente y a una alta temperatura por lo cual queman y arrasan todo a su paso. Esto se puede dar en la zona más cercana y próxima al volcán", argumenta.

Al caer material piroclástico al casquete de un volcán puede fundir la nieve y aportar agua adicional que ocasiona flujos de lodo (avalanchas) por las fuentes de agua, que son el segundo fenómeno volcánico más peligroso porque sepulta todo lo que se lleva a su paso.

Todo esto puede estar acompañado de un sismo, que comparado con movimientos tectónicos no es tan grande; también se puede escuchar un ruido o una onda de choque. "No podemos asegurar que el sismo se pueda sentir en alguna magnitud en Manizales, lo que la comunidad debe hacer es estar preparada y en caso de presentarse tomar las medidas necesarias para estos casos", dijo Cortés Jiménez.

Atentos a la actividad

No obstante, si el Ruiz muestra cambios se puede devolver a actividad nivel amarillo, que por lo general dura años, o evolucionar a nivel Rojo que es el más claro signo de una erupción porque está en su máximo grado de actividad y puede durar horas.

Ayer se cumplieron ocho días de haber declarado el nivel de actividad naranja y el Ruiz no ha avanzado ni retrocedido, sin que siempre se haya sostenido en la misma intensidad o número exacto de sismos.

"Con evidencias y argumentos se indica que el Volcán sigue en ese estado, avanzando tal vez y por eso decimos que es probable a una erupción, o él verá cuánta energía libera y amerita que se devuelva a amarillo. Por eso reportamos cualquier aumento de actividad, pues si bien hay que reconocer que se ha avanzado mucho en el conocimiento de este paciente volcán cuya historia geológica se remonta a 1,8 millones de años, pero en los últimos 500 años se le ha reconocido actividad en 1595, 1845, 1985 (dos erupciones 11 de septiembre y 13 de noviembre) y en 1989", concluyó Cortés Jiménez.

Historia vulcanológica

85 estaciones aportan una historia instrumental de 26 años con los periodos más importantes del Volcán Nevado del Ruiz, sin suspender un solo día, excepto cuando se les hace mantenimiento a los equipos. Dichos aparatos monitorean además los volcanes activos Cerro Bravo (en nivel bajo de sismicidad y gases), Cisne-Santa Isabel, Nevado del Tolima y Cerro Machín. La actividad de estos volcanes es independiente de la del Ruiz.