Comentario: Es notable como en contra de toda verdadera evidencia, la ciencia médica, en vez de combatir enfermedades como la obesidad, diabetes, cardiopatías y otras asociadas, informando y enseñando a tener una nutrición sana, equilibrada e inteligente, busca soluciones artificiales y contranatura. También es notable que hay toda una sociedad dispuesta a consumir estas "soluciones mágicas" por que es mucho más fácil que asumir la responsabilidad de la propia salud.

Bien claro es Boris Mouravieff cuando nos recuerda que "ancha es la puerta y espacioso el camino que conduce a la perdición".


Imagen
© Desconocido
Las vacunas han sido desarrolladas en base a la somatostatina, una hormona proteica e inhibitoria de la hormona del crecimiento. Esta última es una hormona peptídica que estimula no sólo el crecimiento, la reproducción celular y la regeneración, sino que también aumenta el metabolismo y por tanto favorece la pérdida de peso.

Lo que los investigadores han pensado es que mediante la inyección de somatostatina el cuerpo reacciona y produce anticuerpos contra la propia somatostatina, y por tanto, la acción inhibitoria de la somatostatina sobre la hormona de crecimiento se cancelaría.

En consecuencia, la hormona del crecimiento aumentará el metabolismo sin ser inhibida por la somatostatina. Y es que además de estimular la lipólisis - proceso metabólico mediante el cual los lípidos del organismo son transformados para producir ácidos grasos y glicerol para cubrir las necesidades energéticas - , la hormona del crecimiento juega un papel fundamental en la estimulación de la síntesis de proteínas, el crecimiento muscular y la mineralización ósea.

Para ello, los investigadores realizaron el estudio en dos grupos de ratones. Un grupo constaba de 10 ratones con obesidad inducida junto a otro grupo de control. El grupo de ratones obesos recibió dos vacunas de somatostatina modificada, una el primer día y la segunda a los 22 días. Mientras, el otro grupo de control recibió inyecciones salinas.

Los ratones obesos fueron alimentados con una dieta alta en grasas ocho semanas antes del estudio y durante seis semanas en el mismo. Tras cuatro días de la primera vacuna, los investigadores encontraron una disminución del 10% de su peso corporal (en los obesos), un cambio que no se observó en los ratones del grupo de control.

Tras finalizar el estudio, los científicos observaron que las vacunas provocaron la aparición de anticuerpos de anti-somatostatina junto a una reducción en el peso del 10%.

A partir de aquí, los investigadores seguirán avanzando con más tests con el fin de llevar la vacuna a ensayos clínicos en humanos. Una lucha, contra la obesidad, de uno los problemas más importantes en las sociedades modernas. Asociada a enfermedades cardiovasculares, diabetes o incluso tipos de cáncer, hasta ahora no existen más remedios con éxito que las dietas, el ejercicio o intervenciones quirúrgicas.