terremoto en Turquía
© Archivo / APImagen del devastador terremoto en Turquía en octubre del año pasado.
El pasado fin de semana el sur de California se vio sacudido por lo que se llama un "enjambre de terremotos", una serie de temblores de tierra que se dio en la zona del valle Imperial californiano y se sintió también en Arizona y en la frontera con México.

Los sismos, de una magnitud de hasta 5.5 en la escala de Richter, no causaron heridos ni daños materiales de consideración.

Pero sí incrementaron el ritmo de trabajo en el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés), que puso todos sus medios en marcha para medir la fuerza de los temblores de tierra.

Según algunos expertos, este llamado "enjambre sísmico" es un evento relativamente raro.

Sin embargo, la investigadora Elizabeth Cochran, geofísica que trabaja en la sede del USGS en Pasadena (California), le dijo a BBC Mundo que en esa zona no es extraño que se produzca este tipo de secuencias de terremotos.

"Los enjambres de terremotos se caracterizan porque los temblores tienen una magnitud similar, a diferencia de los otros casos en los que se produce un sismo principal, y las réplicas, más pequeñas, llegan después", explicó Cochran.

¿Un aviso?

El último sismo calificado como "Big One" se produjo en el sur de California en 1857. Aunque el más catastrófico fue el de San Francisco, de 1906.

Desde entonces, cada vez que la tierra tiembla en el estado, son muchos los que se preguntan si la llegada del próximo "Big One", el gran terremoto, está más cerca.

El temor a la catástrofe está presente en una zona de alta peligrosidad sísmica, en las cercanías de la falla de San Andrés. Pero los expertos coinciden en desligar el enjambre de terremotos de un posible movimiento telúrico más grande.

El geofísico Víctor Sardiña, de la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés), subrayó la necesidad de mantener la cautela.

En declaraciones a BBC Mundo, Sardiña recalcó que no existe un patrón uniforme y, por lo tanto, es muy difícil predecir el impacto que estos temblores moderados puedan tener sobre la sismicidad de la región.

"Sería especulativo decir que ahora hay más riesgo de terremoto, no hay ningún estudio que confirme la relación entre el enjambre sísmico y otros accidentes más graves", insistió.

Las secuencias de terremotos que se produjeron en los años 30 y 70 del siglo pasado no tuvieron como consecuencia un gran terremoto, por lo que no se puede hablar de causalidad entre estos eventos naturales. La idea que quiere transmitir el investigador de la NOAA es que en sismología no existe el blanco o negro, el sí o no.

Cálculos de probabilidad

Según los datos con los que trabajan tanto el USGS como la NOAA, existe una probabilidad del 60% de que un fuerte terremoto sacuda la zona del sur de California en los próximos 30 años.

Son cálculos de probabilidad, y no quieren decir que el suceso vaya a darse. Sardiña compara las estimaciones sísmicas con los pronósticos meteorológicos.

"Cuando a la gente se le dice que existe un 90% de probabilidad de lluvia, sabe que queda un margen del 10% de ausencia de lluvia.

"Lo curioso del caso, que veo por el trabajo que hacemos en el centro, es que en la cuestión sísmica, el público toma los datos como un asunto de blanco o negro, les cuesta extrapolar la idea probabilística", explica.

La científica del USGS, Elizabeth Cochran, incidió en la comparación con las previsiones climáticas.

"Los meteorólogos", recordó, "cuentan con los datos atmosféricos, tienen más información. Pero no hay forma de acceder a los datos en el interior de la tierra, habría que cavar profundos agujeros, sería muy complicado.

"Además, las fallas grandes, como en el caso de la falla de San Andrés, están hechas de materiales con distintas propiedades, no sabemos bien cuándo se pueden romper", añadió.

En otras palabras, no hay ningún tipo de certeza, y hay que extremar la prudencia para no generar pánico en la población.

La "escala de Richter"

La sismología mundial usa la escala de Richter para determinar la magnitud de sismos de entre 2.0 y 6.9 y de 0 a 400 kilómetros de profundidad.

Según explica Víctor Sardiña, a partir de cierta intensidad, en torno al 7.8, es erróneo hablar de la escala de Richter, si bien es el término que se suele emplear en los medios. La escala sismológica de magnitud de momento es la más precisa para valorar la intensidad de un terremoto. La escala de Richter se satura a partir de magnitudes más fuertes.

La escala de magnitud de momento se basa en la medición de la energía total que se libera en un terremoto. Una ventaja de la escala de magnitud de momento es que no se satura cerca de valores altos, no tiene un valor por encima del cual todos los terremotos más grandes reflejen magnitudes muy similares.