Los autores sugieren que un mayor intelecto cumple las funciones que suele cumplir la fe.Un exhaustivo repaso a los estudios publicados en el último siglo muestra una correlación negativa entre inteligencia y religiosidad. Los autores sugieren que un mayor intelecto cumple las funciones que suele cumplir la fe.
La ciencia tiene cada vez más claro que existe una correlación entre inteligencia y religiosidad pero es negativa: los más inteligentes tienen tendencia a ser menos religiosos. Al menos esa es la conclusión principal de una investigación que repasa todos los estudios que han analizado esta relación entre intelecto y fe desde comienzos del siglo XX.
Para los autores de este metaanálisis, la religión cumple una serie de funciones para el ser humano que explican supervivencia a lo largo de la historia. Pero, para un número creciente de personas, sus mayores habilidades intelectuales hacen innecesario a dios.
El trabajo, publicado en
Personality and Social Psychology Review, ha recopilado todos los estudios que han encontrado sobre religión e inteligencia. Consultaron los archivados en la base de datos de la Asociación Americana de Psicología que se ajustaran a términos de búsqueda como coeficiente de inteligencia, IQ, inteligencia o habilidadess cognitivas y, también temas como religión, espiritualidad, o creencias religiosas. Además revisaron uno a uno los artículos aparecidos en revistas científicas especializadas en religión y consultaron en Scholar, el buscador académico de
Google, con la combinación de palabras religión + IQ + inteligencia.
Encontraron 62 estudios. La mayoría medían la inteligencia con alguno de los test IQ o, en particular en el caso de investigaciones con estudiantes, mediante exámenes de aptitud. Las mediciones de la religiosidad eran más heterógeneas, desde escalas de creencias religiosas a preguntas del tipo vas a misa. Los científicos codificaron todos esos valores para permitir una comparación estadística.
"53 estudios mostraron una correlación negativa mientras 10 presentaban una correlación positiva", dice el estudio. Es decir,
desde un punto de vista estadístico, altos valores en la variable A (inteligencia) se corresponden con bajos valores en la variable B (religiosidad). Además, en 33 de ellos la correlación negativa era significativa: los valores difícilmente se pueden deber al azar o a un error en el muestreo.
Pero correlación no significa causalidad. "No sabemos si hay una relación causal y no descartamos otros posibles factores que puedan influir en la correlación", dice el profesor del departamento de psicología de la universidad de Rochester (EEUU) y coautor del trabajo, Miron Zuckerman. Pero analizaron otras variables como edad, sexo, raza o educación. Las tres primeras no afectaban a la correlación y, en la última, sólo un estudio establecía que sí, pero también era negativa.
La historia de esta problemática relación entre inteligencia y religiosidad la inicia una serie de estudios de la universidad de Iowa en 1928. Dos científicos examinaron por separado correlatos entre sentidos, capacidades motoras y cognitivas con la religión. Se incluyeron test de inteligencia en la batería de tareas a realizar por los sujetos a estudio. Ambos trabajos encontraron que, a mayores niveles de inteligencia, menores grados de religiosidad.
30 años después, el investigador Michael Argyle recopiló todos los estudios publicados hasta entonces realizados con estudiantes y jóvenes. Su conclusión fue similar: "los estudiantes inteligentes tienden a aceptar menos las creencias ortodoxas y tienen una menor probabilidad de tener actitudes pro religiosas". Sin embargo, los años 60 concentran la mayoría de los estudios que encuentran una correlación positiva o inexistencia de ella entre religiosidad e inteligencia.
En varios de los trabajos se destaca el papel mediador del ambiente social en el que uno crece para explicar el ateísmo o teísmo.En la última década la ciencia ha vuelto a poner sus ojos en la cuestión y, la práctica totalidad de los estudios apuntan a una mala relación entre habilidades intelectuales y creencias religiosas. En 2009, un amplio estudio en 137 países mostró una relación de nuevo negativa entre niveles medios de inteligencia y religión.
La inteligencia sustituye a la religiónEn la segunda parte del trabajo, los investigadores, sin afirmar que exista una relación causal, intentan explicar porqué los inteligentes suelen ser menos religiosos. Tres son las hipótesis que se plantean. Por un lado, el ateísmo sería una expresión de inconformismo. Los inteligentes tienen una menor probabilidad de conformarse con la ortodoxia religiosa. Una segunda posibilidad tiene que ver con las habilidades cognitivas. Al inteligente no le basta, no puede aceptar las creencias que no están sujetas a examen empírico o el razonamiento lógico. Su estilo cognitivo, más analítico que intuitivo, les hace refractarios a la religión. Esta es la tesis más aceptada en la actualidad.
Pero los investigadores apuestan por lo que llaman equivalencia funcional. Si la religión ha pervivido durante tantos milenios es porque cubre una serie de necesidades humanas. Para los autores del estudio, la inteligencia también las puede cubrir. Así, la religión permite un encaje emocional, ofrece la visión de un mundo ordenado y predecible. También ayuda a autorregular los impulsos, ajustando la conducta en pos de objetivos. Otra de sus características es que eleva la autoestima. Por último, ofrece un rincón, un sistema cohesionador que da seguridad en tiempos de incertidumbre. La inteligencia, según este trabajo, también puede prestar estos servicios.
"Una de las funciones de la religión es ofrecer respuestas a las cuestiones existenciales. Yo creo que una alta inteligencia también ofrece estas respuestas", opina Zuckerman. Pero hay una de las funciones que cumple la religión en la que la inteligencia no la puede sustituir y por eso los investigadores no la han incluido en su concepto de equivalencia funcional: "La única reserva que tenemos sobre esto es que la religión, al responder a las preguntas existenciales, alivia en cierta medida, el miedo a la muerte. Como decimos en el estudio, no tenemos constancia de investigaciones que demuestren que la inteligencia proporciona una función similar".
El caso de los niños superdotadosHay dos estudios que han merecido una especial atención por parte de los investigadores. En 1921, Lewis Terman inició un estudio con niños superdotados que aún sigue. Él buscaba las bases genéticas de su inteligencia. Pero el seguimiento de 1.500 niños, con un IQ medio superior a 135, a lo largo de su vida, incluía análisis en profundidad de cada niño mientras crecía, también de opiniones y sentimientos religiosos. En una escala de cero a cuatro (donde cero significaba que no daban ninguna importancia a la religión o eran antirreligiosos), los termitas presentan unos niveles muy inferiores comparados con los de la sociedad estadounidense en general. Además, su religiosidad se reduce con la edad. Así, los últimos datos diposnibles, de 1991, muestran un valor medio de 1,45 entre los superdotados ya ancianos frente a los 3,50 de la población.
En 1989, otro estudio con superdotados arrojó resultados similares. En aquella ocasión, se investigó a los niños de la escuela elemental Hunter College. En esta institución neoyorquina sólo van niños superdotados. Los entrevistados tenían entonces entre 38 y 50 años. Cuando entraron a la escuela, el IQ medio era de 140. Este estudio era diferente al original de Terman. Aquí se les preguntaba por las posibles fuentes de su satisfacción personal y en la lista aparecía la religión. Sólo el 0,4% atribuyó a los valores religiosos parte del mérito de su situación personal.
Pues debo decir que el estudio no parece en absoluto convincente. Aunque tiene algunos argumentos interesantes de explorar, me parece que tiene serias carencias:
- El estudio no parece tomar en cuenta los aspectos emocionales de la psiquis, que tanto en la experiencia religiosa como en la expresión y manifestación de la inteligencia, tiene un rol, a mi juicio, esencial.
- El estudio no parece profundizar en una dualidad que tiene pinta más bien de ser aparente: Inteligencia/religiosidad. Se me ocurre que si profundizara vería que la idea de religiosidad podría extenderse a territorios fuera de la religión y cubrir cualquier adhesión a dogmas impuestos desde el exterior, y a la inhibición de las capacidades reflexivas y de observación obejtiva de la realidad. De extender el campo de alcance de este modo creo que se vería que el comportamiento "religioso" es algo que ocurre también fuera del ámbito religioso y posiblemente con similar frecuencia. Tal es así que en el mundo científico (vinculado normalmente a la "inteligencia") se ven muy a menudo apegos a dogmas incuestionables, pensamiento deseoso, e intelectos impedidos de pensar con amplitud de criterios y obejetividad.
- Por otro lado el estudio parece tomar como medida de la inteligencia los test de IQ altamente cuestionados hoy día. Ideas algo más acertadas como la de "inteligencia emocional" permiten vislumbrar hoy día la existencia de un factor que es absolutamente desantendido en estos test de IQ: las emociones. Es por eso que el estudio por momentos da señales de ser poco serio y de no estar adecuadamente ayornado con los tiempos que corren.
- Otro detalle no menor es que el estudio se basa en estadísticas. La estadística en malas manos es un arma de destrucción masiva. A las estadísticas se les puede hacer decir cualquier cosa. Y aunque el artículo dice claramente que correlación estadística no significa causalidad, en todo momento parece que los autores del estudio tienen una clara tendencia (un sesgo personal quizá) a concluir que hay una relación causal en la proporcionalidad inversa de estos dos factores. Sólo para que se tenga en cuenta detallo algunas afirmaciones que pueden hacerse usando las estadísticas (tomado del libro "Smoking is good for you" de William Whitby ("Fumar es bueno para usted") p.46:
[comienzo cita]
A las estadísticas se les puede hacer decir cualquier cosa, como Harcourt Kitchen lo demuestra. En los años cuando las importaciones de manzanas en Inglaterra fueron altas, las estadísticas mostraron que hubo más divorcios. [...] En América se notó que cuando hubo un aumento en la importación de nylon hubo un aumento en el cancer de pulmón.[...] Puedes divertirte en grande con algunos gráficos. Le mostraré algunas gráficas que se podrían trazar:
[Aquí] se ve que un incremento en el uso de las máquinas de afeitar está fuertemente asociado a un incremento en el cancer de pulmón [...]
http://es.sott.net/image/image/s7/148043/full/g1.jpg
[Aquí] el gráfico muestra una asociación entre un incremento en fumadores y un incremento en nacimiento ilegítimos [...]
http://es.sott.net/image/image/s7/148044/full/g2.jpg
[Aquí] podemos ver lo mismo para las importaciones de autos japoneses y el cancer de pulmón [...]
http://es.sott.net/image/image/s7/148045/full/g3.jpg
[fin cita]
La ciencia comete el error muchas veces de considerar a las estadísticas como pruebas concluyente cuando simplemente consituyen una pequeña parte de un cuerpo de evidencia que tiene que trascenderlas por completo. En todo caso cuando una estadística sugiere una correlación, para establecer una relación causal deben hacerse los experimentos científicos adecuados para probar esta relación.
- Desde un plano más subjetivo (desde mi experiencia personal) no me parece que haya una relación causal entre estos dos factores, no al menos así como es planteado. Habiendo sido educado en un ambiente religioso he visto mucho a lo largo de mi vida personas que podrían cuadrar según los criterios de quienes hacen este estudio como MUY inteligentes llevando una vida religiosa intensa.
De todos modos debo decir que el tema es muy interesante y es algo positivo que se intente investigar al respecto. El asunto sería hacerlo bien, practicar buena ciencia en la búsqueda de la verdad y no de probar aquello que de antemano uno ya está casi convencido de que es un hecho.