Una novedosa técnica permite profundizar en el sustrato neurológico de la inteligencia del físico más importante del siglo XX.

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A finales de 2012, un equipo de investigadores analizó 14 fotografías recién descubiertas del cerebro de Einstein, hallando ciertas características fisiológicas extraordinarias. Ahora, el estudio del cuerpo calloso del genio ha revelado además que los dos hemisferios de su cerebro estaban hiperconectados, lo que favoreció la comunicación entre ambos.

Albert Einstein fue indiscutiblemente el físico más importante del siglo XX, y su inteligencia ha intrigado durante mucho tiempo tanto a los científicos como al público general. Pero a pesar de que ha habido diversas investigaciones centradas sobre todo en las características histológicas y morfológicas del cerebro de Einstein tras su muerte, el sustrato del genio todavía sigue siendo un misterio.

A finales de 2012, un equipo de investigadores analizó 14 fotografías recién descubiertas del cerebro de Einstein, para hallar que las partes prefrontal, somatosensorial, motora primaria, parietal, temporal y occipital de su corteza eran extraordinarias, informó entonces la revista Brain.

Entre esas imágenes había, además, algunas de la superficie media derecha e izquierda del cerebro de Einstein, en las que el llamado cuerpo calloso aparecía con gran resolución y exactitud. Estas imágenes han servido de base para una nueva investigación, realizada por los mismos especialistas, entre los que se encuentra la antropóloga evolutiva de la Florida State University de Estados Unidos, Dean Falk, y el Doctor WeiWei Men, de la Universidad Normal del Este de China.

Conexiones inusuales

Así se ha descubierto que los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro de Albert Einstein estaban inusualmente bien conectados entre sí, lo que, consideran, puede haber contribuido a su brillantez.
"Este estudio, más que cualquier otro hasta la fecha, ha conseguido penetrar en el 'interior' del cerebro de Einstein", afirma Falk en un comunicado de la Florida State University. "Proporciona información nueva que ayuda a darle sentido a lo que se conoce sobre la superficie del cerebro de Einstein".
En la investigación, también aparecida en Brain, se utilizó una nueva técnica desarrollada por Men que permitió analizar al detalle el cuerpo calloso del cerebro del científico, una región constituida por el haz de fibras nerviosas más extenso del cerebro humano y que conecta los dos hemisferios cerebrales facilitando la comunicación entre ellos. "Esta técnica debería ser de interés para otros investigadores que estudian la conectividad interna del cerebro", añade Falk.

En concreto, la tecnología mide y codifica por colores las variaciones en el grosor de las subdivisiones del cuerpo calloso en toda su longitud, allí donde los nervios cruzan de un lado del cerebro al otro. Estos grosores diferentes indican el número de nervios que cruzan los hemisferios y, por tanto, cómo se conectan ambas regiones cerebrales en áreas concretas para facilitar determinadas funciones. Así, por ejemplo, el movimiento de las manos está representado en la parte delantera de las conexiones y las operaciones aritméticas mentales en la parte posterior.

La técnica permitió el registro y la comparación de las mediciones del cerebro de Einstein con las de dos muestras: una de 15 hombres mayores y otra de 52 hombres de la edad de Einstein en 1905. Aquél fue el llamado "año milagroso" del científico (tenía 26 años), porque fue cuando publicó cuatro artículos que contribuyeron sustancialmente a la fundación de la física moderna y que cambiaron la perspectiva que se tenía sobre el espacio, el tiempo, la materia y la energía.

Los hallazgos del equipo de investigación sobre el cerebro del genio de la ciencia demuestran que Einstein tenía conexiones más amplias entre ciertas partes de sus hemisferios cerebrales, en comparación con los dos grupos de control de mayores y jóvenes.

Tras la muerte de Einstein, en 1955, el cerebro del físico fue sustraído, fijado y fotografiado desde múltiples ángulos. También fue seccionado en 240 bloques y se hizo un patrón de las localizaciones de cada bloque en sus capas histológicas asociadas. Así fue como comenzó la búsqueda del origen cerebral de su genialidad.
Referencias bibliográficas:
- Dean Falk, Frederick E. Lepore, Adrianne Noe. The cerebral cortex of Albert Einstein: a description and preliminary analysis of unpublished photographs. Brain (2013).
- W. Men, D. Falk, T. Sun, W. Chen, J. Li, D. Yin, L. Zang, M. Fan. The corpus callosum of Albert Einstein's brain: another clue to his high intelligence?. Brain (2013). DOI:10.1093/brain/awt252.