No podemos evitarlo. Agradecemos mucho las alabanzas, si, pero nos duelen mucho más las críticas. Y con mucho más me refiero a que una crítica o comentario negativo es fácilmente recordable durante días, y la alabanza es bastante fugaz en nuestra mente...
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¿Os suena la situación? Pues debo comunicaros que ni estáis solos, ni solo os pasa a vosotros, pues es un pensamiento totalmente normal y tiene bases tanto fisiológicas como psicológicas. Al menos así lo afirma Clifford Nass, profesor de comunicación de la Universidad de Stanford.

Recordar más las malas experiencias es psicologicamente normal

Según Nass, es una tendencia general. Aunque algunas personas tienen una visión más positiva, casi todo el mundo recuerda más intensamente y con más detalles las malas situaciones o malos comentarios. Como ya comentó el profesor en el libro "El hombre que mintió a su portátil: ¿Qué nos enseñan las máquinas sobre las relaciones humanas?", del cuál es co-autor, las emociones negativas implican pensar más, por lo que la información se procesa más a fondo que los eventos positivos. Por ello, tenemos tendencia a darle vueltas a los acontecimientos o comentarios desagradables respecto a los felices.

Por su parte, Roy F. Baumeister, profesor de psicología social de la Universidad Estatal de Florida, también habló de esta situación en un artículo de 2001 publicado en The Review of General Psychology:
"La investigación demuestra otra vez que esto es un principio básico y de gran alcance en la psicología. Está implícito en la naturaleza humana e incluso hay indicios de que podría existir en los animales"
Concretamente, en su investigación Baumeister afirma que tanto las malas emociones como las malas reacciones de los padres o las críticas se formarían más rápido y resistirían más al paso del tiempo que lo contrario. Es decir, que situaciones como perder dinero o recibir críticas tendrían un mayor impacto cerebral que ganar dinero, hacer amigos o recibir halagos.

Llegaron a tal resultado tras llevar a cabo un experimento donde los participantes ganaban o perdían la misma cantidad de dinero, pero expresaban mucho más su angustia al perderlo que la alegría al ganarlo, curiosamente.

Además, por otra parte, también se detectó que los acontecimientos negativos desaparecen más lentamente que los buenos. Para demostrarlo se entrevistó a niños y adultos de hasta 50 años acerca de recuerdos de la infancia, encontrando un predominio de recuerdos desagradables incluso entre aquellas personas que calificaron su infancia como agradable y feliz.

Recordar más las malas experiencias, una adaptación evolutiva

Continuando con el mismo trabajo de Baumeister, también se llega a afirmar que esta particularidad de la psique humana para recordar más y mejor las peores situaciones tendría una base evolutiva:
"Los que están más en sintonía con las cosas malas tendrán más probabilidades de sobrevivir a las amenazas y, en consecuencia, aumentar la probabilidad de perpetuar sus genes. La supervivencia requiere la atención urgente de los malos resultados, pero es menor urgente en relación a los buenos resultados"
¡Ah! Y por si esto fuera poco, el profesor Nass también colabora afirmando que la gente que dice cosas negativas son percibidas como más inteligentes que los positivos, por lo que se suele dar más importancia a las revisiones críticas. Sin embargo, personalmente, yo creo que se percibe a los individuos negativos como más inseguros en lugar de más inteligentes. Aunque claro, esto ya es una opinión personal.

Por otro lado, el mismo Nass comenta que la mayoría de las personas solo puede procesar una crítica a la vez. Es decir, podemos estar dispuestos a ser criticados, pero no procesamos bien varias críticas simultáneas porque nos concentramos en solucionarlas una por una. Y también hace referencia a la técnica de gestión llamada "sandwich de la crítica", la cual afirma que lo mejor es dar alabanzas, posteriormente entrar con críticas, y finalizar con más alabanzas. Como nuestro cerebro da mucha más importancia a esta crítica, este "sandwich" no hace ningún tipo de efecto. Para Nass, lo mejor es empezar directamente con las críticas, y posteriormente pasar a los elogios, sin más.

Finalmente, también esta el hecho de que los padres tienden a alabar excesivamente a sus hijos en la juventud y por cosas que llegan a ser ilógicas. Pensamos que esto es un favor para subir su autoestima, pero realmente estamos negándoles la capacidad de recuperarse tras recibir una crítica negativa, pues se les acostumbra a los buenos comentarios y no a ambos tipos de críticas (buenas, y también malas).

Criticar no es malo, todo lo contrario, de hecho las críticas sirven para mejorar. Aunque, según las investigaciones, necesitamos 5 eventos positivos para contrarresar uno negativo. Pero bueno, todo sea por mejorar y aprender de los errores, ¿no creéis?

Fuente original: The New York Times.