Bruce McCulloch sabía que no podría ver cómo su pequeña hija crecía, así que decidió escribirle sus futuras felicitaciones de cumpleaños.
Imagen
© desconocido
Bruce McCulloch, un dedicado padre que le estaba perdiendo la batalla al cáncer, por lo que decidió dejarle el mejor legado del mundo a su querida hija Zoe: sus propias palabras.

Por eso justo antes de morir le escribió a su hija las tarjetas de felicitación para cada uno de sus primeros 16 años, luego una para los 18 y finalmente otra para los 21.

Zoe nació justo cuando Bruce acababa de conocer la noticia de que su cáncer de piel se estaba extendiendo.

Él habría hecho cualquier cosa por sanarse y estar al lado de su hija, pero la enfermedad no se lo permitió.

Al final pudo celebrar junto a ella su primer cumpleaños, pero sabía que debía hacer algo para los siguientes años. Y, debido a su avanzada condición ya no podía escribir, le dictó a su esposa varias frases que demostraban lo mucho que la quería a su pequeña pesar de todo.

Ahora Zoe recibe cada año uno de los mejores regalos que jamás alguien le podrá hacer.