El historiador Eric Zuesse analiza una por una las actuales misiones de la política exterior liderada por el presidente estadounidense.
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¿Se ha convertido la política exterior de Barack Obama "en pasto de las llamas"? Es la pregunta que se plantea el historiador Eric Zuesse en su nuevo artículo publicado en el diario digital Strategic Culture Foundation. Para hallar una respuesta, el autor analiza el estado de cada una de las actuales 'misiones' en las que se haya embarcado el presidente estadounidense.

Libia

Según publicó el pasado 19 de mayo The Washington Post, el presidente del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., Joseph F Dunford, anunció el envío de las tropas estadounidenses a Libia para luchar contra el Estado Islámico en una "misión a largo plazo".

"En otras palabras, EE.UU. y sus aliados habían creado un Estado fallido y un caldo de cultivo yihadista donde serán enviadas ahora las tropas estadounidenses con el fin de restablecer la paz y la prosperidad que habían destruido allí", explica el historiador, quien opina que "el plan actual de Obama de convertir su derrota en victoria" no tiene por qué tener más éxito que el plan de su predecesor, George W. Bush, de hacer lo mismo en Irak.


Comentario: Lo que no considera el autor es que el estado caótico actual de los países intervenidos por EEUU en Medio Oriente -y otros como Ucrania - es un éxito desde su punto de vista, ellos nunca desearon pelear en contra del terrorismo -o neo-nazis-, sino usarlo. Si se mantiene la zona desestabilizada a través de bombardeos indiscriminados y/o grupos terroristas patrocinados, tienen un acceso fácil a sus recursos y al control del gobierno local.


Siria

El autor señala que en realidad Obama sabe que "cualquier elección nacional democrática" de un mandatario en Siria llevaría al poder "al mismo líder que dirige ahora el Gobierno", único jefe de Estado no sectario que aún queda en todo el mundo árabe.

Entretanto, según reveló recientemente el abogado Robert Kennedy júnior, sobrino del expresidente norteamericano John F. Kennedy, y otros "historiadores honestos", la CIA ha estado tratando desde 1949 de derrocar a los gobiernos no sectarios de Siria con el fin de llevar al poder "un régimen fundamentalista sunita" que permitiera el paso por el país árabe de un gasoducto desde Catar hacia Europa.

Este gasoducto, cuyo destinatario final es Europa, puede privar a Rusia de su principal mercado de exportación, "transportando esta actividad de la URSS, y ahora de Rusia, a la aristocracia norteamericana y sus aristocracias aliadas de Arabia Saudita, Catar y Emiratos Árabes Unidos".