Comer alimentos saludables y hacer ejercicio desempeñan papeles importantes en la salud y el bienestar, pero si una persona se siente sola, también es posible considerarlo bajo el prisma de la salud. La falta de conexión social puede tener un impacto negativo en su salud física, según sugiere una nueva investigación.
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Por ejemplo, los investigadores encontraron que las personas mayores, entre 57 a 91 años, que se sentían socialmente aislados, tenían más del doble de riesgo de presión arterial alta que los que no se sentían aislados. Y señalaron que este aumento del riesgo (de un 142 por ciento) fue mayor que el aumento del riesgo de presión arterial alta proveniente de tener diabetes, el cual alcanzaba un 49 por ciento en este grupo de edad.

Por otra parte, los adolescentes de 12 a 18 años que se sentían socialmente aislados tenían un 27 por ciento de mayor riesgo de inflamación, en comparación con aquellos que no se sentían aislados. Esta diferencia es comparable con el aumento del 21 por ciento de riesgo de inflamación que proviene de la inactividad física entre los adolescentes.

"Es tan importante animar a las personas a construir amplias y buenas relaciones sociales y aumentar las habilidades sociales interactuando con los demás", tanto como animarlos a comer una dieta saludable o realizar alguna actividad física, recomendaba el autor del estudio Yang Claire Yang, profesor de sociología en la Universidad North Carolina en Chapel Hill.

De hecho, las personas en el estudio que se sentían socialmente conectados con familiares o amigos parecían tener riesgos de salud más bajos. Por ejemplo, los adolescentes del estudio que dijeron que se sentían integrados en sus círculos sociales tuvieron un 48 por ciento menos propensión a ser obesos que los que no estaban integrados socialmente, según declararon los investigadores. Y los adultos mayores que estaban integradas socialmente tenían un 54 por ciento menos propensión a desarrollar hipertensión que los que no lo estaban.

"Parece que estar socialmente conectado, tener una red social de tamaño decente y obtener el apoyo de una red tanto en calidad como en cantidad de relaciones, importa mucho", dijo Yang.

En su documento, los investigadores analizaron datos de cuatro grandes estudios previos en Estados Unidos. Cada estudio incluyó entre 863 y 7.889 personas, con edades comprendidas entre 12 y 91. Los investigadores examinaron la asociación existente entre las relaciones de la gente con los demás y su presión arterial, el índice de masa corporal, circunferencia de la cintura y los niveles de proteína C-reactiva, un marcador de inflamación.

Los hallazgos sugieren que concretamente las conexiones sociales, o la carencia de ellas, lo que impulsa ciertos efectos en la salud, y no al revés, según los investigadores. "Tenemos razones para creer que esta relación es más probable que la mera causalidad, desde factores sociales a la enfermedad en lugar de otras relaciones", subrayó Yang.

Tal vez las personas deberían tratar de evaluar el estado de sus conexiones sociales sobre una base regular, sugirieron los investigadores. Por ejemplo, pueden preguntarse a sí mismos si se sienten cercanos a sus familiares, como sus padres, o si ellos sienten que no están satisfechos con la calidad de sus relaciones con la familia.

Si hay algunos aspectos de sus relaciones que siente que deben mejorarse, vale la pena trabajar en ellos, dijo Yang.
El estudio fue publicado el 4 de enero en el journal PNAS.