Las abejas salvajes que buscan su alimento en cultivos de colza tratados con insecticidas neonicotinoides son más propensas a sufrir un declive en su población a largo plazo que aquellas que se alimentan en otros entornos, según un estudio divulgado hoy por Nature.
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El informe fue elaborado por un equipo de expertos liderado por Ben Woodcock, del Centro para la Ecología e Hidrología de Wallingford, en el Reino Unido, y se realizó durante un periodo de 18 años.

La investigación se centró en 62 especies de abejas en el Reino Unido y relacionó el declive detectado en su población durante esos años con el aumento en el empleo de los llamadospesticidas neonicotinoides.

Ese tipo de productos se emplean en muchos tipos de cultivo por todo el mundo y ya se ha demostrado, según Nature, que son nocivos para las abejas y los abejorros.

No obstante, hasta la fecha la mayor parte de los estudios sólo habían logrado probar los efectos en el corto plazo en entornos experimentales.

En el Renio Unido se aprobó el uso de estos pesticidas en 2002 y, en 2011, el porcentaje de semillas en cultivos británicos tratadas con ellos había aumentado en un 83 %.

Woodcock y su equipo examinaron cómo las aplicaciones de esos pesticidas a gran escala han influido en los cambios experimentados en la población de las abejas entre las 62 clases estudiadas, entre 1994 y 2011.

En sus conclusiones, los expertos determinaron que existía una probabilidad tres veces mayor de que la población de abejas disminuyera en los casos de abejas que buscaban su alimento en cultivos tratados con esos pesticidas que en los de aquellas que se alimentaban de plantas salvajes u otro tipo de cultivos.