Comentario: Esta es la continuación de una entrevista hecha por The Street Spirit al periodista de investigación Robert Whitaker, publicada en el blog Noticias de abajo. Lea la primera parte AQUÍ.


psicofármacos antidepresivos
© Desconocido
El periodista de investigación Robert Whitaker, autor de La locura en Estados Unidos, ha llevado a cabo una investigación de cómo los medicamentos psiquiátricos producidos por la Industria Farmacéutica están poniendo en peligro a los ciudadanos al encubrir el sufrimiento, la angustia y las enfermedades causadas por la gran cantidad de estos medicamentos antidepresivos y antipsicóticos que se prescriben.

Whitaker expone las enormes mentiras y los encubrimientos que ha permitido corromper el proceso de revisión de los medicamentos por parte de Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), la manipulación de estudios de investigación, que dando la vuelta a los resultados han ocultado los graves peligros e incluso mortales efectos secundarios. Se refiere a medicamentos tales como el Prozac, Zoloft, Paxil y Zyprexa.
SS: La Psiquiatría moderna afirma que estos fármacos psiquiátricos normalizan la anormal química del cerebro. ¿Hay alguna evidencia que respalde esta afirmación de que una química anormal del cerebro sea la culpable de la esquizofrenia y de la depresión?

RW: Este es un asunto clave que todos debemos entender. Es la respuesta a este misterio: por qué estos fármacos tienen un efecto negativo a largo plazo. Comencemos por la esquizofrenia. Su hipótesis es que estos fármacos funcionan mediante la corrección de un desequilibrio de la dopamina, un neurotransmisor del cerebro.

La teoría dice que en las personas esquizofrénicas hay un exceso de dopamina, y estos medicamentos bloquean la dopamina en el cerebro, resolviendo el desequilibrio químico. Por lo tanto, si recurrimos a una metáfora, sería como la insulina en el caso de la diabetes, ajustando una anormalidad. Con los antidepresivos, la teoría es que las personas con depresión tienen unos niveles muy bajos de serotonina: los medicamentos suben esos niveles de serotonina en el cerebro y por lo tanto equilibran la química del cerebro.

En primer lugar hay que decir que todas estas teorías no han surgido de unas investigaciones que traten de saber qué es lo que realmente le pasa a la gente. Más bien, descubrirían que los antipsicóticos bloquean la dopamina y por lo tanto dedujeron que estas personas tenían un sistema de la dopamina muy activo. Lo mismo pasa con los antidepresivos. Vieron que los antidepresivos subían los niveles de serotonina, por lo tanto dedujeron que las personas con depresión tienen unos bajos niveles de serotonina.

Y aquí algo que todos deberíamos saber y la Psiquiatría debiera reconocer: que nunca han sido capaces de encontrar personas con esquizofrenia que tengan un sistema de la dopamina hiperactivo; nunca han sido capaces de encontrar que las personas con depresión tengan un sistema de la serotonina escasamente activo. Nunca se han encontrado pruebas consistentes de que cualquiera de estos trastornos estén asociados con desequilibrios químicos en el cerebro. Eso de que las personas con trastornos mentales presentan desequilibrios químicos es una mentira. No sabemos por qué. Esa teoría lo único que hace es ayudar a vender más fármacos y a vender un modelo biológico de los trastornos mentales.


Comentario: Si bien es cierto que esta teoría del desequilibrio químico parece haber sido especialmente creada para vender psicofármacos, (vea: Lo que la industria farmaceútica y tu doctor no te dicen sobre la depresión (vídeos) ), también es cierto que se han logrado avances interesantes en lo que respecta al tratamiento de algunos de estos trastornos mediante la alimentación y, tal vez, la suplementación. En este sentido, se sabe que ciertos alimentos pueden afectar la salud mental (vea: La enfermedad celíaca y la psiquiatría: Donde el cerebro y el estómago se reconcilian y ¿Por qué la leche es tan mala? ), que la carencia de ciertos nutrientes, o el exceso de ciertos alimentos, puede ocasionar síntomas psicológicos y psiquiátricos (vea por ejemplo: La comida y tus estados de ánimo - el rol de los aminoácidos en la salud mental ) y que la flora intestinal tiene un papel muy importante en la salud mental (vea: Los probióticos son el nuevo prozac y La esquizofrenia y la inflamación intestinal ¿Están relacionadas? )

Reducir la totalidad de la salud mental a cualquiera de estos factores (o algo meramente psicológico o biológico), sería contraproducente a la hora de desarrollar estrategias de tratamiento y prevención. Sería mejor un enfoque holístico que permita tratar al individuo completo, así como una comprensión de que la misma sociedad en la que vivimos no promueve la salud mental. Vea: Salud positiva en un mundo insano ¿es posible?


Pero el truco es el siguiente. Lo que sí sabemos, de hecho, es que estos fármacos perturban el funcionamiento de los mensajeros químicos del cerebro: las personas diagnosticadas con trastorno mental no tienen ningún problema conocido con sus sistemas de neurotransmisores, y estos fármacos lo que hacen es perturbar el funcionamiento normal de los neurotransmisores.

SS: Entonces, en lugar de arreglar un desequilibrio químico, estos fármacos tan ampliamente prescritos distorsionan la química del cerebro y generan una nueva patología.

RW: Por supuesto. Stephen Hyman, un reconocido neurocientífico y ex Director del Instituto Nacional de Salud Mental, escribió un artículo en 1996 en el que examinaba la forma en la que los fármacos psiquiátricos afectan al cerebro. Decía que estos fármacos psiquiátricos provocan perturbaciones que afectan al cerebro, y que dichas perturbaciones afectan a las funciones de los neurotransmisores. El cerebro, en respuesta a estos fármacos, altera sus funciones normales e intenta una serie de adaptaciones que compensen las perturbaciones.

En otras palabras, trata de adaptarse por el hecho de que un fármaco antipsicótico ha bloqueado las funciones normales de dopamina. O en el caso de los antidepresivos, trata de compensar el bloqueo de la recaptación de serotonina. La adaptación trata de actuar en sentido opuesto. Si usted sufre un bloqueo de la dopamina en el cerebro, el cerebro tratará de aumentar la cantidad de dopamina y en realidad está aumentando la cantidad de receptores de dopamina. Por lo tanto, una persona que esté tomando fármacos antipsicóticos va a terminar con un número anormalmente alto de receptores de dopamina en el cerebro.

Si a la persona se la está tratando con antidepresivos para elevar los niveles de serotonina en el cerebro, éste hace exactamente lo contrario: deja de producir la cantidad normal de serotonina y reduce el número de receptores de serotonina en el cerebro. De modo que una persona tratada con antidepresivos acabará con un número anormalmente bajo de receptores de serotonina en el cerebro. Y Hyman concluye:
"Después de que se produzcan estos cambios, el cerebro del paciente funciona de una manera que es cualitativa y cuantitativamente diferente de su estado normal".
Así que lo dicho por Stephen Hyman, ex Jefe del NIMH, es que estos fármacos inducen un estado patológico.

SS: Por lo tanto, ¿la paradoja es que no hay evidencias para que la Psiquiatría moderna afirme que hay un desequilibrio bioquímico patológico en el cerebro que sea la causa de las enfermedades mentales, y que si usted trata con estos fármacos maravillosos lo que está creando es un desequilibrio patológico?

RW: Sí, estos fármacos alteran la química normal del cerebro. Esa es la verdadera paradoja. Y la verdadera tragedia es que a medida que se utilizan más estos fármacos como equilibradores químicos, la verdad es que estamos haciendo justamente lo contrario. Estamos pasando de un cerebro que tenía una química anormal, a un cerebro que está sufriendo una perturbación debido a estos fármacos. Barry Jacobs, un neurocientífico de Princeton, describe lo que le sucede a una persona a la que se le administra un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS):
"Estos medicamentos alteran el nivel de la transmisión sináptica más allá del rango fisiológico que se puede encontrar en condiciones biológicas normales. Por lo tanto, cualquier cambio de comportamiento o fisiológico producido en estas condiciones podría considerarse como algo patológico en lugar de un reflejo del papel biológico normal de la serotonina".
SS: Uno de estos antidepresivos del tipo ISRS, que se considera un fármaco maravilloso, es el Prozac. Sin embargo, su investigación descubrió que laAdministración de Alimentos y Medicamentos (FDA) recibió más informes adversos sobre el Prozac que cualquier otro fármaco ¿Qué tipo de efectos adversos están mencionando las personas?

RW: En primer lugar, con el Prozac y el resto de fármacos ISRS que siguieron, el nivel de confianza fue muy pobre. En todos los ensayos clínicos de los antidepresivos, más o menos el 41% de los pacientes mejoró a corto plazo, frente al 31% de los pacientes tratados con un placebo. Apenas se hace referencia hoy en día a esta circunstancia. Si se utiliza un placebo activo en estos ensayos (un placebo activo provoca un cambio fisiológico sin ningún beneficio, como sequedad en la boca por ejemplo), entonces no se observa prácticamente diferencia en los resultados entre el antidepresivo y el placebo.

SS: ¿No fueron las primeros ensayos con el fármaco Prozac tan poco prometedores que tuvieron que manipular los resultados de esos ensayos para obtener la aprobación de la FDA?

RW: Lo que ha pasado con el Prozac es una historia fascinante. Desde el principio se dieron cuenta que la eficacia de este fármaco era escasa en comparación con un placebo, y también se dieron cuenta de que presentaba algunos problemas con el suicidio. Se produjo un aumento de las conductas suicidas en comparación con el placebo. En otras palabras, los fármacos alteraban el comportamiento de las personas y se daban respuestas suicidas en personas que no las habían tenido antes, respuestas maníacas en personas que tampoco las habían tenido con antelación, y del mismo modo períodos psicóticos que no habían aparecido hasta ahora. Se estaban viendo efectos secundarios serios, incluso al mismo tiempo que se observaba una modesta eficacia en comparación con el placebo en la mejora de las depresiones.

Básicamente, lo que Eli Lilly (empresa fabricante del Prozac) tenía que hacer es encubrir las psicosis y los comportamientos maníacos, y de esa manera conseguiría que este medicamento fuera aprobado. Un revisor de la FDA advirtió que el Prozac le parecía un fármaco peligroso, pero de todos modos obtuvo la aprobación. Así que ahora es lo que estamos encontrando, "que el Prozac puede provocar impulsos suicidas y todos esos otros fármacos ISRS pueden aumentar el riesgo de suicidio". No es algo nada nuevo, esos datos ya estaban allí desde los primeros ensayos. Gente en Alemania decía: "Creo que se trata de un fármaco peligroso".

SS: O sea, ¿que ya en la década de 1980 esto se sabía?

RW: A principios de los años 1980, antes de que se aprobase el Prozac. Básicamente, lo que Eli Lilly tenía que hacer era encubrir el riesgo de comportamientos maníacos y las psicosis, encubrir que algunas personas tenían impulsos suicidas debido a que estaban sometidas a un trastorno nervioso provocado por el Prozac. Esta es la forma en que fue aprobado el fármaco.

Había varias formas de encubrir estos hechos. Uno de ellos era simplemente el de eliminar los casos de psicosis de los datos recogidos durante los ensayos clínicos. También podían volver a recopilar algunos de los resultados de los ensayos: digamos que alguien tuvo un episodio maníaco o un episodio psicótico, o mejor, en lugar de poner eso, digamos que simplemente tuvo de nuevo períodos de depresión, y ese tipo de cosas. Tenían necesidad de ocultar los riesgos desde el principio, y eso es lo que hicieron.

Así que el Prozac fue aprobado en 1987, y se puso en marcha una increíble campaña de relaciones públicas. Las píldoras aparecían en las portadas de todas las revistas. ¡La píldora del Año! Es mucho más segura: un medicamento maravilloso. Médicos que decían: "El verdadero problema de este fármaco es que ahora podemos tener la personalidad que queramos. Los resultados son tan maravillosos que uno puede ser feliz siempre, sólo con tomar la pastilla!"

Fue un completo disparate. Un fármaco que apenas era algo mejor que un placebo, aliviando ligeramente los síntomas depresivos a corto plazo. Se hacía un verdadero alarde de este tipo de fármacos: "Los poderes de la Psiquiatría son tales que podemos dar a la mente lo que quiera, una personalidad diseñada". Algo totalmente obsceno. Pero inmediatamente después de ponerse en circulación, se convirtió en el que mayor número de reclamaciones ha recibido en los Estados Unidos ¡El Prozac!

SS: ¿Cuál ha sido el nivel de quejas por el uso del Prozac desde que llegó al mercado?

RW: Disponemos de un sistema de información denominado Medwatch, que informa de los efectos adversos de los medicamentos psiquiátricos a la FDA. Por cierto, la FDA trata de mantener estos informes adversos de los medicamentos ocultos a la gente. En lugar de que estos datos sean fácilmente conocidos por la gente, para que así sepan de los peligros de ciertos medicamentos, es muy difícil conseguir estos informes.

Al cabo de una década se reunieron 39.000 informes adversos sobre el Prozac que fueron enviados a Medwatch. Pero el número de efectos adversos que se envían a Medwatch representa sólo el 1% del número real de tales efectos adversos. Por lo tanto, de ser 39.000 los informes adversos sobre el Prozac recibidos en Medwatch, eso quiere decir que el número de personas que han sufrido este tipo de problemas sería de 100 veces más, aproximadamente unos 4 millones de personas. Esto hace que el Prozac sea el medicamento que más quejas ha recibido en los Estados Unidos. Se recibieron más quejas sobre el Prozac en sus dos primeros años de comercialización que los antidepresivos tricíclicos en 20 años.

Recuerde, el Prozac se empezó a comercializar por ser un fármaco seguro, ¿y sin embargo es el que más quejas ha tenido? Manías, depresiones, nerviosismo, ansiedad, agitación, hostilidad, alucinaciones, pérdida de memoria, temblores, convulsiones, impotencia, insomnio, náuseas, impulsos psicóticos suicidas... Se trata de una amplia gama de síntomas graves.

Y aquí viene lo bueno. No sólo era el Prozac. Una vez que llegaron el resto de fármacos ISRS al mercado, tales como Zoloft y Paxil, en 1994, los cuatro antidepresivos se encontraban entre los 20 primeros medicamentos que más quejas recibían en la lista Medwatch de la FDA. En otras palabras, cada uno de estos medicamentos lanzados al mercado comenzó a desencadenar una serie de reacciones adversas. Y no eran cosas de escasa importancia: manías, alucinaciones, depresión psicótica, estos son efectos adversos graves.

Prozac se lanzó como una droga maravillosa. Aparecía en las portadas de todas las revistas como segura y como una muestra de nuestra maravillosa capacidad de moldear el cerebro a nuestro gusto. Pero en realidad, todos aquellos informes mostraban que se podía desencadenar una gran cantidad de efectos adversos, incluyendo el suicidio y la psicosis.
El especialista, junto a su equipo, con el que trabajó un proyecto Fondecyt, analizó a tres mil pacientes del sistema público a principios del 2000 y registró que la prevalencia de la depresión era de 18,1%. Esas personas, gracias al GES, fueron tratadas, medicadas y recibieron terapia. "Pero acabamos de visitar otra vez a esas mismas personas y descubrimos que la prevalencia del trastorno depresivo hoy es del 18%. O sea, no cambió nada", cuenta Vicente.

- Diario La Tercera
La FDA debió de darse cuenta de tal cantidad de efectos adversos que estaba recibiendo y durante un período tan largo de tiempo. Una década tardó la FDA en reaccionar y reconocer el aumento de los suicidios y la violencia que puede desencadenar en algunas personas. Se trata de un ejemplo clásico. Traicionaron a su responsabilidad de actuar como un organismo de control para la gente y en su lugar actuaron como una Agencia que encubría los daños y los riesgos de estos fármacos.
Un día analizaremos la forma en que hoy tratamos la enfermedad mental y nos preguntaremos si estábamos todos locos.

- Time.com