Los orígenes del mito del yeti en el Himalaya parecen haber sido revelados por fin.

Resulta que animales peludos más grandes que los humanos y capaces de caminar sobre dos patas, sí recorren las montañas más altas de la Tierra, según un estudio publicado en la revista de ciencias biológicas Proceedings of the Royal Society B. Pero son simplemente osos.

Los autores de la investigación llegaron a esta conclusión al realizar un análisis genético de numerosos artefactos, que, de acuerdo con los relatos de los testigos presenciales, pertenecían al yeti. Estos incluyen muestras de huesos, dientes, piel, cabello y heces.

Después de analizar el ADN de restos de nueve supuestos especímenes de yeti, los científicos encontraron que cinco de ellos eran de hecho osos pardos tibetanos, dos eran osos pardos del Himalaya, y una parte de mano o pata, fosilizada originalmente, pertenecía a un oso negro asiático.

La novena muestra, parte de un diente perteneciente a la colección del Museo de la Montaña Reinhold Messner, resultó ser de un perro.

"Soy bióloga y genetista de osos y por supuesto los yetis nunca han estado en mi radar desde el punto de vista científico", dijo Charlotte Lindqvst, quien dirigió el estudio.