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Francia llegó a suspender ayer la entrada de trenes italianos desde la localidad fronteriza de Ventimiglia con el fin de evitar la llegada de convoys cargados de inmigrantes del norte de África.

Posteriormente, la entrada de trenes se reanudó, pero las autoridades galas se mantienen alerta. El cierre temporal de la frontera fue adoptado después de que un tren italiano cargado de inmigrantes tunecinos y de activistas en su apoyo fuese detenido por las autoridades francesas en la frontera.

Último acto en el enfrentamiento entre Francia e Italia ante el empeño de este último país por repartir entre los países europeos los cerca de 30.000 inmigrantes tunecinos y libios que han llegado a sus costas.

Un portavoz de la compañía italiana de ferrocarriles declaró a la agencia AP que al tren no se le permitió pasar a la ciudad francesa de Menton desde Ventimiglia. Italia ha concedido permisos de residencia temporal a 26.000 tunecinos que se han refugiado en su país tras las revoluciones del norte de África.

Una medida que, en principio, les permite trasladarse a cualquier país de la zona Schengen, y con la que las autoridades italianas esperan desembarazarse de parte de los miles inmigrantes que están llegando a sus costas.

El cerrojazo galo llegó un día después de que los medios italianos anunciaran que algunos de los inmigrantes tunecinos a los que el Gobierno de Roma había concedido un permiso de residencia temporal en la ciudad de Ventimiglia ya habían cruzado la frontera con Francia.

El ministro italiano de Exteriores, Franco Frattini, expresó su «más enérgica protesta» ante unas medidas que considera que violan los acuerdos de Schengen. Al tiempo que el presidente del Consejo de la UE, Herman van Rompuy, intentaba minimizar la disputa, al señalar que hasta ahora «no se ha hecho nada ilegal».

Aunque a la vez alertaba de que «existe el peligro de que no se respete el acuerdo Schengen». No parece fácil, sin embargo, que las autoridades europeas vayan a alzar su voz al gobierno galo en esta disputa, después de que este se saliera con la suya en la anterior polémica por la devolución de inmigrantes gitanos a Rumanía .

Las autoridades galas aseguran que no basta con poseer el permiso expedido por Italia para poder circular por el área Schengen, sino que los inmigrantes deben cumplir con otros requisitos como tener un pasaporte y contar con recursos económicos propios. Por otro lado, el ministro italiano de Interior, Roberto Maroni, reiteró que «la libre circulación» es posible para todos aquellos que cuentan con un permiso temporal.