Por lo menos 55 decesos se han confirmado por el sismo de la semana pasada en Papúa Nueva Guinea, y las autoridades temen que la cifra llegue a exceder los 100, mientras una nueva réplica sacudía la región el miércoles.
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El gobernador de las Tierras Altas Meridionales, William Powi, dijo a The Associated Press que los habitantes se sentían traumatizados por el desastre y las constantes réplicas.

La última réplica fue de magnitud 6,7, y se registró poco después de la medianoche local. Es el temblor más fuerte desde el sismo de 7,5 del lunes de la semana pasada que destruyó casas, provocó deslaves y detuvo las operaciones en cuatro yacimientos de petróleo y gas.

La región central donde se sintió el sismo es de difícil acceso y poco urbanizada, por lo que las estimaciones de la dimensión del daño y de los lesionados han tardado en conocerse. Powi dijo que no sabía si la última réplica había causado más daño o heridos, pero afirmó que ha incrementado la ansiedad de la población.
"Rebasa la capacidad del gobierno provincial lidiar con la magnitud de destrucción y devastación, manifestó Powi. Nuestro pueblo está traumatizado y le resulta difícil superarlo."
Powi dijo que 39 personas habían muerto en su provincia debido a que fueron aplastadas por el derrumbe de sus viviendas o por los deslizamientos de tierra. Agregó que los reportes de decesos continuaban llegando de lugares remotos, y que temía que la cifra de muertos pasara de los 100.

Una portavoz del Centro Nacional de Desastres dijo que la cifra oficial de muertos se ubica por el momento en entre 55 y 75, pero que no hay cifras definitivas.