(España) - El 112 recibió 135 llamadas de emergencia. La tormenta dejó en la región restaurantes, calles y colegios anegados, caídas de árboles, carreteras cortadas e imágenes espectaculares.
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La orquesta asturiana Trisquel ofrecía ayer el concierto de despedida de las fiestas de Cicero sin saber que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) había activado en Cantabria la alerta amarilla por tormentas. A las nueve de la noche todo marchaba como la seda. Ni una gota de lluvia y mucho menos rachas fuertes de viento. Pero tras el descanso del primer pase, a las 23.30 horas, los músicos volvieron a subir al camión-escenario mirando al cielo:
«Detrás del escenario se acercaba la tormenta de rayos, pero no le dimos importancia porque el tiempo era bueno, estábamos en camiseta de manga corta y había poca brisa. De pronto, comenzó a llover, a soplar fuerte el viento y los músicos tuvieron que bajar corriendo del escenario. Se nos quedó cara de póquer. Todo se mojó. Equipo de sonido, instrumentos, pantallas... ¿Qué hicimos? Nada, esperar a que pasaran los diez minutos que duró y valorar daños...», explica resignado Robero Junquera, gerente de la formación musical.
Es solo una de las muchas incidencias que ha dejado la tormenta en Cantabria. El 112 recibió, entre las 12.00 y las 03.00 horas, 135 llamadas que derivaron en la gestión de 44 incidencias provocadas por las intensas lluvias y la tormenta.


Anoche cayeron exactamente sobre Cantabria 909 rayos. Si trazáramos sobre el mapa un rectángulo -abarcando parte del mar y de las comunidades limítrofes- los rayos ascenderían a 1.900. «Hubo rayos en toda la región, que cayeron sobre todo entre las entre las 21.00 y las 00.00 horas», explica a este periódico José Luis Arteche, delegado territorial de Aemet en Cantabria.

La zona más afectada por la tromba de agua fue Santoña y los municipios de su entorno cercano

La tormenta también vino cargada de agua. Mucha. La zona más afectada por la tromba fue Santoña y los municipios de su entorno cercano. En esta localidad los bomberos del 112 con sede en Laredo acudieron a la inundación de una vivienda, de un restaurante y de varias calles. Realizaron salidas además a Escalante, donde la caída de dos arboles y cableado cortaron la CA-460. También en Cartes el desplome de otro árbol dejó sin paso un vial, al que se movilizó a los bomberos de Torrelavega.

Por otro lado, los bomberos del 112 han tenido que acudir esta mañana a extraer el agua acumulada anoche en el colegio de Cabuérniga, donde el comedor y el gimnasio quedaron anegados.

Además, en los municipios de Meruelo, Arnuero y Escalante se produjo un corte del suministro eléctrico. El resto de incidentes registrados se corresponden con caídas de ramas y obstáculos a la vía pública, y acumulaciones de agua en distintos puntos de la red viaria.

Ya lo había advertido Arteche cuando entraba el verano en la región: «Mejorará el tiempo, subirán las temperaturas, pero todavía tendremos alguna tormenta». Sin embargo, a algunos les cogió por sorpresa, a pesar de la activación de alerta amarilla este fin de semana en Cantabria por tormentas.

«Con tormentas eléctricas como esta tener precaución con los aparatos eléctricos encendidos dentro de casa como ordenadores, televisiones, etcétera. Por precaución es mejor tenerlos desenchufados. Tener al día la instalación eléctrica de nuestra vivienda también es muy recomendable para evitar daños en los aparatos eléctricos», escribían los bomberos de Santander en sus redes sociales acompañando a un vídeo que grabaron desde sus instalaciones.

La descarga de rayos se produce en días con altas temperaturas en tierra y frío en niveles altos, como ocurrió ayer. A 5.000 metros había 14 grados bajo cero y calor en la superficie: «Eso crea una situación de inestabilidad que acaba muchas veces en tormenta», explica Arteche.

Las imágenes de la tormenta

La lluvia y los rayos no solo dejan incidencias en Cantabria, también imágenes como la que captó el cántabro Tatsuyoshi Hattori Pedraja (de padre japonés y madre 'callealtera') anoche, a las 00.36 horas en Cueto. «Después de los fuegos artificiales empezó a tronar y caer con fuerza la lluvia, era un festival de rayos y truenos... y aunque el cielo estaba encapotado no quisimos dejar de intentar cazar uno de ellos, un claro nos regaló este», cuenta Hattori.

A esa hora, la orquesta Trisquel hacía balance de daños. «Toldos rotos, luces, instrumentos (teclados, batería...) todo empapado. Lo que más miedo nos da son los los aparatos eléctricos y los instrumentos de los músicos. Hay que secarlo todo muy bien y encenderlos uno a uno a ver qué pasa», cuenta el gerente.