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Hace una década, sin determinar la razón, un calamar gigante fue encontrado muerto en una de las costas de España. Hoy, los científicos sospechan que pulsos sónicos suficientemente poderosos ocasionados por barcos pudieran ser capaces de lastimar a algunos animales.

Un reciente estudio indica que los sonidos de baja frecuencia producidos por actividades humanas pueden afectar a los calamares y otros cefalópodos, no sólo ballenas y otros mamíferos marinos, los cuales por mucho tiempo, se ha creído que son vulnerables a estos sonidos.

"La contaminación sonora del océano tiene un efecto más amplio en la vida marina de lo que se creía," dijo el líder del estudio Michel André, un bioacústico marino para la Universidad Técnica de Cataluña en Barcelona.


A inicios del año 2000, los restos de un calamar gigante fueron encontrados en la provincia de Asturias. El cuerpo del animal fue encontrado muerto luego de que algunas naves utilizaran pistolas de aire para llevar a cabo la conducción de pulsos de sonido de baja frecuencia en la región buscando yacimientos de petróleo y gas.

El cuerpo del calamar presentó evidencia de daños físicos e incluso lesiones en órganos especiales que residen en la parte posterior a sus ojos que le ayuda a mantener balance y posicionamiento durante su nado.

En los últimos instantes antes de morir, los cefalópodos expuestos a estos sonidos presentan dificultad para moverse, no son capaces de nadar, comer ni socializar con otros animales, indicó el estudio.