La décima cumbre de los BRICS en Johannesburgo (Sudáfrica) mostró a las cinco mayores potencias no occidentales en desarrollo dibujando un nuevo sistema económico mundial. Un sistema que se traza para sobrevivir a batallas comerciales como las de hoy entre las dos mayores potencias, EEUU y China, escribe Dmitri Kósirev, columnista de Sputnik.

"China vino a por el apoyo de los BRICS, es decir, de Rusia, de la India, de Brasil y de Sudáfrica. Pero el mismo apoyo lo necesitan Rusia y todos los demás miembros del club, que poco a poco siguen desarrollándose dentro de la organización", explica Kósirev.

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© REUTERS / Mike HutchingsLogo de la cumbre de los BRICS en Sudáfrica.
Los BRICS existen desde hace 10 años y al principio todo eran declaraciones, palabras e intenciones. Sin embargo, en Johannesburgo se ha firmado un documento en el que las inquietudes de Rusia -Siria, el terrorismo y el comercio- las comparte el resto de miembros. También en Johannesburgo quedó patente que el siguiente paso es apoyarse mutuamente y reforzar esa unión. Se conseguirá mediante el Nuevo Banco para el Desarrollo y mediante un fondo de reservas de divisas. En ese sentido el banco de Rusia ha ido recibiendo y sigue recibiendo financiación para cuatro proyectos, subraya Kósirev, quien recuerda que "no se trata de una alternativa global al Fondo Monetario Internacional ni al Banco Mundial, sino de una caja de ahorros común".

La nueva revolución industrial -la cuarta- y cómo abrazarla acabó siendo el tema principal durante la cumbre. Algo que fomenta la inversión mutua que los BRICS dedican a los sectores más innovadores y avanzados.

"Las nueva economías mundiales saben bien que la clave del éxito no solo está en ser capaces de competir en el mercado, sino también en ser capaces de generar tecnología de nueva generación para que Estados Unidos no tenga el monopolio", advierte Kósirev.

A pesar de las dificultades internas en los países del club e incluso entre ellos -históricas en el caso de China y de la India, por ejemplo- y a pesar de los intentos externos de socavarlas, los líderes de las cinco naciones se aferran al club porque se dan cuenta de que este es un mecanismo necesario y de que las cumbres y las reuniones entre ellos cumplen con su cometido.

Cuando los BRICS recién comenzaban a nacer, ya se cernían nubes de tempestad en la economía mundial, aunque no así en la política internacional. "En aquel entonces, los ánimos eran los siguientes: vayámonos reuniendo y viendo qué podemos hacer juntos", subraya Kósirev. "No para hacer daño a Occidente, sino para hacernos mejores a nosotros y para mejorar nuestra estabilidad", explica. Primero comenzaron con declaraciones de intenciones y, más tarde, crearon mecanismos para trabajar conjuntamente. Pero ahora, cuando detrás de las palabras se están viendo acciones, "el futuro del mundo parece más esperanzador", concluye.