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Los debates en torno al Tratado despertaron algunos temores sobre la emisión obligatoria de visados.

Por primera vez, la Unión Europea (UE) puso sobre la mesa la posibilidad real de modificar el Tratado de Schengen, el acuerdo que elimina los controles internos y regulariza los controles externos en las fronteras de la mayoría de los países miembros.

Tras el debate de este jueves, la mayoría de los 27 estados apoyó la idea de revisar algunas de las disposiciones.

Pese a que negaron que los cambios no están relacionados con la libre circulación, el hecho de que ya algunos países están imponiendo restricciones, eleva el temor de que no se esté diciendo todo.

"El refuerzo de los controles en las fronteras interiores no se permitirá salvo que se respeten unas condiciones muy estrictas en las que todos estamos de acuerdo", dijo al término de la reunión el ministro húngaro del Interior, Sandor Pinter, quien preside este semestre la UE.

Los debates en torno al Tratado también generaron inquietud en países que requieren una emisión obligatoria de visados.

"El tratado no se modifica, se ajusta. Hasta ahora. En principio esto no afecta las reglas del llamado visado Schengen para entrar en la UE", dijo a BBC Mundo Joaquín Roy, catedrático de Relaciones Internacionales y director del Centro de Europeo de la Universidad de Miami.

Terceros afectados

Sin embargo, en América Latina surgen las dudas: las posibles modificaciones al Tratado podrían cambiar la manera de viajar de los latinoamericanos.

Ciudadanos de algunos países como Colombia, Cuba, Perú y Ecuador requieren la emisión de un "visado Schengen" para viajar a un país dentro del área, tras el pago de unos 60 euros.

"Todo eso puede tener unas consecuencias en el que se dificulte, se endurezca, se pongan más requisitos", asegura Roy.

Y es que, mientras que todos los países coinciden en que no debe haber controles en las fronteras a los nacionales de la UE, aún no han podido ponerse de acuerdo si los nacionales no comunitarios deben gozar de los mismos privilegios en la circulación dentro de la UE.

Un Acuerdo... sin acuerdo

El Acuerdo Schengen, aprobado en 1985, suprime las fronteras interiores lo que -en pocas palabras- permite el movimiento sin pasaporte entre un gran número de países europeos.

Cuando en diciembre de 2008 Suiza se incorporó a la zona Schengen, la corresponsal de la BBC en Ginebra, Imagen Faulkes comentó: "Se puede manejar desde Finlandia hasta Portugal sin mostrar el pasaporte ni una sola vez".

Pero ese hito de la Europa sin fronteras parecería estar llegando a su fin. Francia e Italia han liderado un largo debate por reintroducir las fronteras interiores como medida para combatir la llegada masiva de inmigrantes.

Otros países han actuado por cuenta propia: Béliga y Holanda ya adoptaron medidas de control en sus aeropuertos internacionales y Dinamarca anunció esta semana el establecimiento de controles permanentes en sus fronteras con Alemania y Suecia.

En realidad, el artículo 2.2 prevé que los países puedan reimponer sus controles durante un corto periodo si es necesario para "el orden público o razones de seguridad nacional".

Un hito ¿resquebrajado?

Las fronteras abiertas implicaron en su momento, entre otras cosas, un alivio enorme para la gente que vive en un país y trabaja en otro, o para los turistas de viaje por toda Europa.

Pero parece que todos los problemas por los que atraviesa la UE en estos días, podría poner en cuestión su utilidad.

"Crisis en el norte de África, inmigración descontrolada, los estados en una época de neonacionalismo, de dificultades económicas, muchos gobiernos dicen 'ésta es mi oportunidad , saco la bandera nacional y yo gano'. Pero el costo para la UE puede ser grande", asegura Roy.

El debate de este jueves es la muestra, 18 de los 27 estados defendieron la necesidad de clarificar el acuerdo debido a que deja demasiado "margen de interpretación".

"Hipotéticamente (representa) un debilitamiento de un aspecto de la integración europea".

Sin embargo, antes de pensar en un resquebrajamiento de la UE, los expertos prefieren recordar que los dos progresos más notorios de integración europea reciente - el euro como moneda única y Schengen como un espacio abierto - han estado sometidos constantemente a cuestionamientos. Pero no son hitos fáciles de derribar.

"En toda la historia de la UE ha habido incidentes de freno, de duda, esto no es nada nuevo", asegura Roy. "Hasta la fecha ningún país ha pedido o ha exigido o ha amenazado con salir de la UE. Ninguno se ha ido y todavía hay diez pretendientes que están tratando de entrar".

Por ahora habrá que esperar hasta el 24 de junio, cuando se realice la cumbre de jefes de Estado en Bruselas.