(Costa Rica) - El Parque Nacional Volcán Poás cerró este martes mientras un grupo de científicos evalúa el aumento de la sismicidad y la desgasificación en el coloso.
Aunque esta mañana el Poás estaba despejado y sin cambios físicos externos, Mauricio Mora, vulcanólogo, dice que a veces externamente no se refleja lo que ocurre por dentro.
© Ovsicori.Aunque esta mañana el Poás estaba despejado y sin cambios físicos externos, Mauricio Mora, vulcanólogo, dice que a veces externamente no se refleja lo que ocurre por dentro.
La inspección se realizó debido al aumento sostenido de los tremores o señales volcánicas producidas por el paso de fluidos como gases, agua, o magma por grietas y conductos en el interior del volcán, que surgen en paralelo con una desgasificación.

Científicos de la Red Sismológica Nacional (RSN) y del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori) alertaron de estos hechos a la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) a efecto de salvaguardar la seguridad de los visitantes.
"En cuanto a tremores, hay un cambio con respecto a la tranquilidad que veníamos viendo meses atrás y los colegas de la Universidad Nacional han visto cambios a nivel de gases, por lo que de manera preventiva vamos a valorar qué podría significar", dijo Mauricio Mora, de la RSN.
Según el científico, muchas veces hay cambios internos que no necesariamente se ven externamente. Por la experiencia en ese macizo, donde se presentan cambios muy acelerados, estiman conveniente evaluar qué ocurre, pues viene de una etapa magmática donde el sistema estuvo abierto.

Serán estos estudios los que determinen si conviene permitir el ingreso de visitantes en lo que resta de la semana. La medida es parte del protocolo que se estableció con la reapertura del Parque, en agosto, en el sentido de que se trata de un volcán activo que puede presentar cambios en cualquier momento.

A los visitantes que llegaron hoy se les tomaron los datos para reprogramar la visita o bien para que presenten el reclamo con el fin de que les devuelvan el dinero, explicó Rafael Gutiérrez, director del Área de Conservación Cordillera Volcánica Central.

La situación ocurre a poco más de un mes de que el Poás abriera sus puertas de nuevo, luego de 16 meses de cierre, el cual deprimió la economía local.

Cambios tímidos

Jorge Brenes, vulcanólogo del Ovsicori, confirmó que desde el viernes comenzaron a detectar tímidamente unas señales sísmicas que se incrementaron la madrugada del lunes y están asociadas con un cambio en las emisiones de gas.
"Estamos valorando la situación y hoy andan tres compañeros del Ovsicori en las inmediaciones del cráter haciendo mediciones de gases y de deformación, para tener una idea de qué es lo que está pasando", acotó.
Los científicos coinciden en que hay inestabilidad a raíz de los cambios y deben analizar la situación.

Geoffroy Avard, Cirille Müller y Mario Garita son los científicos que se encuentran en la zona cratérica realizando las evaluaciones y recogiendo muestras.

La cantidad de dióxido de azufre (SO2) y dióxido de carbono (CO2), además del vapor de agua, constituyen los principales gases magmáticos y según, lo que arrojen las investigaciones, se tendrá una idea de lo que ocurre a lo interno.

Lidier Esquivel, jefe del Departamento de Investigación y Análisis del Riesgo de la CNE, afirmó que han estado en contacto con los científicos y, ante los cambios, este martes se vieron obligados a activar los protocolos diseñados con el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) y ahora hay más controles en cuanto al ingreso de visitantes al parque.

El lunes atrasaron la entrada mientras bajaban las concentraciones de gases en el mirador y este martes se tomaron las mismas medidas durante la mañana.
"Lo que estamos es haciendo un espacio para el análisis, para el procesamiento de la información, para tener un escenario de riesgo volcánico más cercano antes de determinar una medida más definitoria", dijo.
De momento, no se tiene claro si habrá un cierre por un plazo mayor o si se normaliza la visitación otra vez, todo dependerá de la evolución de las señales en el coloso que está a 2.708 metros sobre el nivel del mar.

Lo más importante, añadió Esquivel, es la seguridad de los turistas, así como de los guardaparques y el objetivo es garantizar que la zona es visitable.

Por el momento, no se tienen elementos para saber si el volcán se encamina a una nueva fase eruptiva.