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La cárcel de EEUU en Guantánamo, Cuba, volvió a cobrar protagonismo, pues acaba se suicidarse allí un recluso de Afganistán. Hace años que se encontraba allí acusado de vínculos con Al Qaeda, pero de tanto esperar el juicio se le agotó la paciencia. Y esta dista de ser la primera víctima de Guantánamo. Decenas de los tuvieron la dicha de salir vivos de esa prisión gastan años en tratar de recuperar su buen nombre y de recibir una compensación.

El oriundo de Afganistán de 37 años, de nombre Inayatulla, es el octavo recluso que perece en Guantánamo, desde el momento de su creación, en 2002. Los militares norteamericanos, en una lacónica información hablan de un "evidente suicidio" como causa de la muerte. No se precisa como es posible que, en una base con centenares de soldados y tan solo 170 reclusos, ubicados en pequeñas celdas, sin objetos personales, un prisionero se suicide.

De Inayatulla se sabe que era sospechoso de estar en vínculos con Al Qaeda. Supuestamente habría confesado, que planeaba actos terroristas, y que se ocupaba, además, de la preparación de documentos, de la vivienda y el transporte para el traslado de extremistas a Afganistán, Irán, Pakistán e Irak. Existen dudas, obviamente, del carácter fidedigno de esas confesiones.

Según los datos de WikiLeaks, en Guantánamo están recluidos por años, y posiblemente, lo estén todavía, personas que no tienen relación alguna con Al Qaeda y que no han combatido contra los norteamericanos. Así, entre los reclusos hay un campesino de Afganistán de 89 años y un púber de 14 años. A este último lo llevaron a la base pues decidieron que conoce algo de los líderes de Taliban. Decenas de prisioneros, según informaciones de los propios militares, padecen distintos tipos de depresiones y de psicosis, se han declarado en huelga de hambre o han cometido intentos de suicidio. Y los defensores de los DDHH de Freedom House y de Amnistía Internacional exigen a EEUU que respete las convenciones internacionales sobre derechos de los prisioneros y las leyes internes propias, señala Tom Parker, director para los asuntos de la lucha contra el terrorismo y los DDHH de Amnistía Internacional.

Resulta que, desde un comienzo, era bastante discutible el asunto de, si en general había que juzgar a esos reclusos como prisioneros de guerra. EEUU es el primer país, si no en la Historia, con seguridad que desde los tiempos de la paz de Westfall que ha estado meditando en si es posible librar una guerra contra una persona concreta. Las guerras se libran comúnmente entre los Estados, y no entre un muchacho, una caverna y el Estado. Osama ben Laden no se ha asociado nunca con un país determinado, pero ello no ha impedido a EE. UU. fundamentar jurídicamente lo que ocurre en Guantánamo, igualando a Al Qaeda con un Estado independiente.

Algunos expertos indican que EE. UU. en esencia se crea el mismo enemigos. Decenas de ex reclusos de Guantánamo, declarados inocentes y puestos en libertad, después de todo lo sufrido han llegado a odiar a tal grado a EE. UU. que realmente ingresaron en organizaciones terroristas. Según datos no confirmados, solo en Libia participan en la guerra hasta unos 300 militantes de Al Qaeda que pasaron por Guantánamo. Los hay también en Yemen. Especialistas en lucha contra el terrorismo bromean señalando que Guantánamo está convertido en cantera de cuadros para las revoluciones del Oriente Próximo.