Un arma de fuego por cada residente de Estados Unidos es la estadística proporcionada por la Oficina Federal de Investigación del país que indica que EE. UU. se está armando hasta los dientes.

Más de 200 millones de armas de fuego están legalmente en manos de civiles en un país en el que la mayoría de estados norteamericanos respalda totalmente la Segunda Enmienda de la Constitución, que garantiza el derecho a poseer y portar armas de fuego. El año pasado unos 14 millones de personas llenaron el formulario requerido para adquirir un arma de fuego.


La industria armamentista está lejos de verse afectada por la crisis económica y espera registrar un crecimiento del 12% en 2011. Los fabricantes de armas más importantes del país reportan que sus ventas aumentaron en un 25% el año pasado.

En total, más de 180.000 puestos de trabajo a nivel nacional dependen de ese sector. Por otro lado, el hecho de que el país se esté armando tanto y en tan poco tiempo preocupa a diversos grupos sociales que apelan a un control más estricto en la venta de armas.

Violence Policy Center, organización que aboga por el control de las armas, informó que sólo un 32% de los estadounidenses reconoció tener un arma de fuego en 2010, una caída desde el 54% del año 1977. La cifra evidencia que crece el número de armas en manos de unos cuantos, según la organización.

El debate sobre las venta de armas de fuego a cualquier ciudadano, excepto a enfermos mentales y personas con antecedentes penales, se agudiza en el país cada vez que ocurren incidentes como el de Tucson en enero pasado o el de Virginia Tech en 2007. Sin embargo, los argumentos a favor del derecho de autodefensa tienden a ser más fuertes.