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Hace apenas unos meses hubiese resultado imposible que decenas de miles de personas saliesen a la calle a cuestionar el sacro santo sistema democrático y sus representantes. La jornada del 19 de junio pasará a la historia por la cantidad de manifestaciones que han puesto en solfa valores esenciales del sistema capitalista.

Y todo, sin dirigentes políticos ni sindicales afines al régimen que puedan sacar rentabilidad de las movilizaciones. Es cierto que el llamado Movimiento 15-M tiene muchas carencias, y muchas dudas que despejar, pero lo que es incuestionable es la inyección de moral que ha dado a una sociedad que languidecía sin esperanza. Hacía años que no se gritaba en la calles que "el pueblo unido jamás será vencido" con tanta convicción. Ojalá se siga avanzando en la dirección correcta y necesaria: en el NO rotundo al capitalismo.

Decenas de miles de indignados españoles protestaron este domingo en las calles de Madrid y casi un centenar de ciudades del país, contra la crisis y el desempleo, en la primera gran manifestación del Movimiento 15-M desde su nacimiento hace un mes.

La céntrica plaza de Neptuno, junto al Congreso de los Diputados fue el centro de reunión de seis marchas multitudinarias que partieron desde distintos puntos de la capital española, hasta reunir entre 35.000 y 40.000 personas, según la policía, mientras en Barcelona hasta 50.000 manifestantes recorrieron el centro de la ciudad, de acuerdo con cómputos de la policía regional catalana.

Las seis "columnas" se unieron en Neptuno, congregando a personas de todas las edades, desde niños en sus sillitas hasta ancianos, frente a las barreras colocadas por un cordón de policías para impedir que la manifestación pudiera llegar hasta las puertas del Congreso de los diputados.

"Tenemos que hacer una nueva democracia", dijo uno de los organizadores al leer un manifiesto, mientras los gritos de "No nos representan" contra los políticos fueron uno de los más coreados en una manifestación con varios objetivos.

El pacto de estabilidad de la Eurozona y el rigor presupuestario que impone, los políticos, acusados de corrupción y de ignorar a los ciudanos, y el desempleo que afecta al 21,29% de la población y a cerca de la mitad de los menores de 25 años, eran las principales causas de protesta.

"Tenemos que preparar una huelga general. Vamos a parar este país", lanzó el mismo orador, poco antes de dar por finalizado el acto de protesta, tras la cual, muchas de las personas presentes participaron en un "pic-nic" en el lugar.

"Hay que decirles basta a los políticos y a los grandes empresarios que controlan a los políticos. Este movimiento va a cambiar las cosas. Yo pienso venir cada vez que haya algo", dijo a la AFP Braulio López, empleado de metro de 45 años, mientras a su alrededor sonaban las consignas "esta crisis no la pagamos" o "el pueblo unido, jamás será vencido".

En Barcelona, los miles de manifestantes recorrieron la distancia que separa la Plaza de Catalunya, donde se mantiene un campamento de protesta, de la Plaza del Palau en medio de un ambiente festivo y alegre