transgenicos
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En las últimas semanas, la iniciativa del gobierno boliviano de aprobar la Ley de Revolución Productiva, Comunitaria y Agropecuaria, que contempla la regulación de los productos transgénicos, provocó una serie de controversias y movilizaciones entre organizaciones y activistas medioambientalistas, Poder Ejecutivo, productores de alimentos, empresarios y políticos que abiertamente manifiestan su respaldo o rechazó a ésta propuesta.

En nuestro país, hablar de alimentos transgénicos u organismos genéticamente modificados (OGM), aún resulta complicado; sin embargo podemos empezar definiendo como alimento transgénico a: los alimentos sometidos a ingeniería genética o alimentos transgénicos que fueron producidos a partir de un organismo modificado genéticamente, mediante ingeniería genética. Dicho de otra forma, es aquel alimento obtenido de un organismo al cual le han incorporado genes de otro para producir las características deseadas.

Algunos expertos aseguran que esta actividad tiene sus beneficios, las mismas que se traducen en que los caracteres introducidos mediante ingeniería genética en especies destinadas a la producción de alimentos comestibles que buscan el incremento de la productividad (por ejemplo, mediante una resistencia mejorada a las plagas) así como la introducción de características de calidad nuevas.

Por otro lado los detractores de esta actividad aseguran que en varios países del mundo han surgido grupos opuestos a los organismos genéticamente modificados, formados principalmente por ecologistas, asociaciones de derechos del consumidor, algunos científicos y políticos, los cuales exigen el etiquetaje de estos, por sus preocupaciones sobre seguridad alimentaria, impactos ambientales, cambios culturales y dependencias económicas. Los mismos que a través de sus movilizaciones llaman a evitar consumir este tipo de alimentos, cuya producción involucraría daños a la salud, ambientales, económicos, sociales y la posible aparición de alergias, cambios en el perfil nutricional, dilución del acervo genético y difusión de resistencias a antibióticos.

La Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés) en este tema señala: "Hasta la fecha, los países en los que se han introducido cultivos transgénicos en los campos no han observado daños notables para la salud o el medio ambiente. Además, los granjeros usan menos pesticidas o pesticidas menos tóxicos, reduciendo así la contaminación de los suministros de agua y los daños sobre la salud de los trabajadores, permitiendo también la vuelta a los campos de los insectos benéficos. Algunas de las preocupaciones relacionadas con el flujo de genes y la resistencia de plagas se han abordado gracias a nuevas técnicas de ingeniería genética.

Sin embargo, que no se hayan observado efectos negativos no significa que no puedan suceder. Los científicos piden una prudente valoración caso a caso de cada producto o proceso antes de su difusión, para afrontar las preocupaciones legítimas de seguridad."

Por su parte la Organización Mundial de la Salud señala sobre los OGM: "incluyen genes diferentes insertados en formas diferentes. Esto significa que cada alimento genéticamente modificado (GM) y su inocuidad debe ser evaluado individualmente, y que no es posible hacer afirmaciones generales sobre la inocuidad de todos los alimentos GM. Los alimentos GM actualmente disponibles en el mercado internacional han pasado las evaluaciones de riesgo y no es probable que presenten riesgos para la salud humana. Además, no se han demostrado efectos sobre la salud humana como resultado del consumo de dichos alimentos por la población general en los países donde fueron aprobados".

mapa bolivia
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La proliferación de cultivos transgénicos en el mundo ha avanzado de forma considerable, ya en el año 2005 Bolivia figuraba en el mapa que identificaba zonas con este tipo de cultivos, mucho antes de la iniciativa e inquietud del Poder Ejecutivo boliviano.

El tema de los organismos genéticamente modificados en Bolivia no es novedad, ya que su presencia se remonta a casi una década, con más de 50 productos transgénicos que están en la mesa de los bolivianos, de los que resaltamos la producción de soya con ayuda de biotecnología, hecho que fue ratificado a través del Decreto Supremo 24676, promulgado el año 2005 en el gobierno de Carlos Mesa. Acá vale la pena señalar que con esta soya transgénica se elaboran varios subproductos que encuentran fuera de control como el aceite y leche de soya. A esto hay que sumarle la internación de comida balanceada para animales, papa, tomate, uva, cereales, conservas y otros alimentos genéticamente modificados.

El tema de los transgénicos es amplio y en nuestro país deberemos considerar como principio de conocimiento el art. 407 de la CPEP que fija los objetivos de política de desarrollo rural integral y el numeral 3 que señala "Promover la producción y comercialización de productos agroecológicos", y no entrar en contradicciones con lo que señala el art. 409 de la misma CPEP.

Ahora viene el reto de construir los mecanismos para combatir la inminente crisis alimentaria que se avecina, bajo los preceptos de REIVINDICAR EL DERECHO DE LOS PUEBLOS A LA SOBERANÍA ALIMENTARIA, A CONTROLAR SU AGRICULTURA Y SU ALIMENTACIÓN, para lograr verdaderas alternativas, entendiendo que ante esta crisis alimentaria los alimentos transgénicos no son la solución.