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Más de 30 millones de litros de agua tratada para el consumo humano fueron desechados en Oregón (Estados Unidos) después e que un hombre orinara en la reserva. ¿Era necesario?

"Nadie quiere beber el orín y no quiero tener que vérmelas con las cien personas que podrían estar descontentas con que les haya servido pis en su agua". Esa son las palabras de David Shaff, funcionario de la oficina de aguas de Portland, la mayor ciudad de Oregón.

Decidieron tomar la drástica medida después de que las cámaras de seguridad cazaran a un hombre de 21 años en plena micción en una reserva. El agua ya había sido purificada y estaba lista para ser enviada directamente a las casas.

Una situación así no podría darse, por ejemplo, en el Reino Unido, donde la mayoría de la gente piensa que los reservorios son lagos ideales para pasear al perro. Por eso, todos los que contienen el agua ya tratada están bajo cubierta.

Según expertos en salud pública estadounidense, la orina en el agua hubiera aparecido tan diluida que el riesgo hubiera sido mínimo. Pero las autoridades de Oregón no querían ni oír hablar de asumir ningún tipo de riesgo.

Además, las cámaras ya habían captado que algo, no identificado, que era lanzado al agua.

El profesor Alan Boobis, médico toxicólogo británico, está "estupefacto" por lo que considera una exageración.

"La orina es estéril"

"En una persona saludable, la orina es estéril. Si algo podemos decir con seguridad es que no va a tener ningún impacto ni nada parecido", dijo Boobis. Según el médico, incluso si hubiera contenido restos de medicamentos, hubieran estado lejos de ser estar en una cantidad lo suficientemente grande como para causar daños.

"Estamos expuestos a productos químicos todo el tiempo pero siempre por debajo de un nivel como para que causen daños.

"La orina contiene diferentes sustancias que el cuerpo no necesita. Puede contener químicos potencialmente dañinos pero en niveles siempre muy bajos cuando son expulsados del cuerpo, y mucho menos cuando son diluidos en el agua.

El profesor Boobis, del Imperial College de Londres, apunta que, de hecho, la reserva ya debería contener orina de peces y animales.

"El agua fue tratada, así que algunos agentes bacterianos ya estaban matando cosas", agrega."Si alguien orina en una piscina, no es un problema y es una cantidad de agua mucho menor".

Paul Rumsby, del Centro de Investigación Hidrológica de Swindon (Inglaterra), afirma que la respuesta estadounidense fue"muy conservadora" y más por"aceptación del público" que por un factor científico.

"Probablemente pensaron que los usuarios no aceptarían el agua si se dieran cuenta de lo que había pasado".

El responsable de la"crisis" asegura que, después de haber estado bebiendo con unos amigos, pensó que estaba ante un reservorio de aguas de alcantarilla. Y se desahogó sin remordimientos.