Se siente mal tratada y humillada y asegura que se la tiró al suelo bruscamente con las esposas puestas.
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A través de una denuncia interpuesta ante el Juzgado número 2 de Aranda de Duero, una vecina de la capital ribereña pone en entredicho la actuación de una agente de la policía nacional que la arrestaba y la llevó a dependencias policiales al considerar que la mujer había cometido un delito de resistencia y desobediencia grave a la autoridad en la vía pública.

Los hechos sucedían en la noche del sábado al domingo, pasadas las doce horas, en la calle Miranda de Douro en su confluencia con los Jardines de don Diego. La señora, de 56 años, transitaba por la acera sin llevar la mascarilla pertinente, siendo recriminada por ello por los agentes que pasaban por allí en ese momento desde un furgón policial. Ante la negativa de la mujer, los agentes procedieron a bajarse del vehículo para acercarse a ella y pedirle la documentación.

A partir de ahí los testimonios no coinciden. Mientras que el atestado policial señala que la señora echó a correr y que empujó en dos ocasiones a la agente pidiendo socorro a gritos antes de ser inmovilizada, la denunciante asegura que no fue así, sino que tras solicitarle la agente que dejara las bolsas en el suelo y hacerlo fue cogida por detrás y empujada de una manera brusca contra una columna para ponerle las esposas. Y que una vez con ellas puestas fue tirada al suelo con violencia. "No la empujé, llevaba bolsas en las dos manos, me pidieron la documentación con una actitud muy agresiva, les dije que no sabía siquiera si la llevaba y tras decirme que dejara las bolsas en el suelo porque me iban a detener me golpeó contra la columna para ponerme las esposas, y con ellas puestas me hizo una llave para tirarme al suelo con una violencia muy grande produciéndome gran dolor en la rodilla y en la mandíbula, diciéndome que estaba detenida y que iba a pasar la noche en el calabozo", explica la mujer.

Ella reconoce que no llevaba la mascarilla porque se sentía asfixiada al ir a paso muy ligero a casa de su madre, dependiente de 96 años, para pasar la noche con ella. "Llegaba tarde y sabía que en ese momento mi madre estaba sola. Yo siempre llevo la mascarilla y de hecho llevaba tres en las bolsas como pudieron comprobar después en la comisaría, pero no había nadie por la calle y pensé que no pasaba nada porque me la quitase ese rato", argumenta la denunciante, quien reconoce que cometió una infracción y que por ello podía ser multada, pero no se tratada así. "Ni siquiera me preguntaron por qué motivo no la llevaba ni a dónde me dirigía", nos cuenta.

Sí que gritó, reconoce también, pero no antes de ser esposada sino mientras se la estaba empujando contra la columna y se la tiró al suelo, asegura. Y también reconoce que se resistió a introducirse en el furgón policial, por lo que los agentes la llevaron andando a la sede de la policía local, desde donde se la trasladó a la comisaría nacional donde pasó la noche en el calabozo hasta que la juez del Juzgado número 1 de Aranda decretaba a la mañana siguiente su libertad provisional hasta su citación en el juicio.

Y aunque fuentes policiales aseguran que hay a disposición de los detenidos un servicio médico y que ella rehusó a usarlo al no marcar la casilla donde se expone ese derecho entre otros muchos, la denunciante afirma que no se dio cuenta de esa casilla, que en ningún momento la ofrecieron asistencia médica de palabra aunque sí que la hicieron fotos a las heridas y que lo único que ella quería era que la quitasen las esposas y llamar a su hermana para que fuese a atender a su madre. "Me dijeron que hasta que no firmase ese documento no me las quitarían y me dolían mucho las muñecas, ni siquiera leí los papeles, firmé en ese momento y cuando salí fui al hospital donde me vieron y me hicieron un parte de lesiones y me recetaron un ansiolítico porque me vieron muy nerviosa", explica la mujer, quien considera que lo que se ha hecho con ella es "un abuso excesivo de autoridad, con humillación y mal trato que me ha dejado secuelas no solo físicas, sino sicológicas que es mucho peor, porque aún no he podido realizar mi vida normal".