
Peregrina reza en el exterior de la basílica, temporalmente cerrada, Ciudad de México, 12 de diciembre de 2020
La peregrinación a la Basílica de Guadalupe, ubicada en el cerro de Tepeyac, es la mayor movilización de fieles de América Latina. Desde el siglo XVI los creyentes llegan al lugar en el que dicen que se apareció la conocida como "Virgen Morena" y convierten la zona en un inmenso lugar de culto por el que pasan millones de personas. Muchos de ellos llegan caminando, e incluso de rodillas desde distintos puntos del país y en ocasiones cargan con imágenes de la virgen para que sean bendecidas en el templo. El pasado año, solo el 12 de diciembre se contabilizaron dos millones de personas, que llegan hasta los 10 millones de fieles si se cuenta desde el primero de mes. La gravedad de la pandemia por coronavirus obligó a las autoridades eclesiásticas y al gobierno de la Ciudad de México a decretar el cierre de la zona para impedir el paso de peregrinos.
México se encuentra inmerso en la segunda ola de contagios por covid-19. Hasta el sábado, 11 de diciembre, se habían detectado más de 113.000 fallecimientos y más de 1,2 millones de contagios. En términos absolutos es el cuarto país del mundo con mayor número de muertos, pero en relación a su población se encuentra en el número 12. La Ciudad de México está además en alerta máxima y su jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, advirtió de que el colapso hospitalario puede llegar en una semana.
Comentario: Cabe agregar que el dichoso colapso lleva llegando "la próxima semana" desde marzo del 2020.

Fieles cargan con imágenes de la virgen cerca de la Basílica de Guadalupe, 12 de diciembre de 2020
Las advertencias fueron eficaces. Apenas unos centenares de fieles se acercaron a la Basílica entre el viernes y el sábado. Muñoz es uno de ellos. Explica que llegó desde Xalapa, en el estado de Veracruz, 300 kilómetros al este de la capital. "Vengo a hacer un juramento, a prometer que tendré una vida recta y que no agarraré vicios", argumenta.
Mientras Muñoz habla, un grupo de cuatro mujeres se arrodilla ante el filtro policial y comienza a rezar el "Ave María". Durante una hora mantienen sus plegarias mientras que los policías tratan de explicarles que el mandato es que sigan circulando. Ellas siguen con sus rezos y se marchan. "Vine porque soy mexicana y católica", dice una de ellas mientras se retira de la zona. En realidad esto es una anécdota. La gran mayoría de los fieles se quedó en casa y siguió las celebraciones a través de Internet.

Mujeres rezan tras la valla que impide acceder a la basílica, 12 de diciembre de 2020
Comentario: En esa última frase podríamos resumir lo que muchos considerarían vivir, en otras palabras, vivir a pesar del riesgo que implica, independientemente del coronavirus.
Los tres están sentados en una de las calles aledañas a la Basílica. Añoran aquellos tiempos en los que eran un grupito más del mar de seres humanos que se agolpaba para venerar a la virgen. "Aquí se ubicaba un grupo de baile", dice uno de los hermanos. "Allá repartían comida", recuerda el otro.
Asegura Calderón que conoce las medidas para evitar los contagios y que se lava las manos y se cubre la boca para no enfermar.
"A la virgen le pido por muchas cosas, por estar bien conmigo mismo y con todas las personas. Queremos estar bien en estos tiempos difíciles", argumenta.

Peregrino con una imagen de la virgen cerca de la Basílica de Guadalupe, 12 de diciembre de 2020
Comentario: Para Irma, la dichosa pandemia se está llevando su capacidad de alimentar a sus hijos, lo cual representa un riesgo mucho mayor que una gripe.
Este año no hubo milagro que salvase la peregrinación, convertida en símbolo religioso, pero también parte de la identidad de México. Los escasos peregrinos que desafiaron la prohibición y llegaron hasta el templo confían en la intercesión divina para que el próximo año la tradición se haya recuperado.