De eso no se habla, pero existe una epidemia oculta entre las personas mayores: el consumo abusivo de drogas ilícitas, que se acentuó durante el 2020. La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), alertó que incluso aumentaron las muertes por sobredosis en la tercera edad, y pide a las autoridades tomen medidas.
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Al momento de planificar políticas públicas y de analizar cómo las personas usan las drogas prohibidas, históricamente el foco ha estado puesto en los jóvenes, no en los adultos mayores de 65 años. Teniendo en cuenta que las personas viven cada vez más tiempo, y que una vida más larga puede implicar una mayor vulnerabilidad al consumo de drogas y la drogodependencia, la JIFE, la entidad internacional que fiscaliza los narcóticos, advierte que es tiempo de ampliar el foco.


Comentario: Tal vez la tortura generalizada a la que nos sostienen a diario al impedirnos viajar y visitar a nuestras familias es suficiente como para empujar a una persona a intentar acallar el dolor y las ansias por medio del consumo de sustancias ilícitas.


La poca atención que han prestado los Gobiernos y la falta de estudios de expertos, abonaron el terreno para que el abuso de drogas ilícitas se haya convertido en una "epidemia oculta" entre los adultos mayores, se explica.

"Es apremiante un apoyo extendido e integrado para ayudar a revertir una tendencia alarmante", asegura la JIFE en su informe anual 2020.

A ese problema de salud, se sumó la crisis generada por la pandemia, que ha tenido un desproporcionado impacto en el bienestar de la tercera edad. Según la JIFE, el escenario generó que cada vez haya más muertes de adultos mayores por sobredosis, y más personas en tratamiento por uso abusivo de drogas.

Además, la JIFE señala que:
  • Hay una falta general de atención por parte de los Gobiernos al uso de sustancias entre las personas mayores, que se traduce en un número limitado de programas de prevención y tratamiento para ese colectivo.
  • Los programas de numerosos países para la prevención del consumo de drogas son insuficientes y, en ciertos casos inexistentes.
  • La provisión de tratamiento es deficiente y los mecanismos para combatir el estigma y promover la reintegración social son pocos en prácticamente todo el mundo.
La JIFE advierte que el estigma "se agrava por la tendencia desproporcionada del derecho penal a tratar como delincuentes a los consumidores de estupefacientes, en vez de enfocar el problema como una cuestión de salud" que requiere atención adecuada.

¿Quiénes son los adultos mayores que abusan del uso de drogas?

La información que recoge la JIFE de Estados Unidos y Europa sugiere que el aumento del abuso de sustancias en este grupo etario se produjo principalmente en países de ingresos altos y podría resultar del envejecimiento de la generación de los baby-boomers, nacida entre 1946 y 1964, "un período de aumento de las tasas de natalidad, y que llegaron a la mayoría de edad en un momento en que los niveles de consumo de drogas ilícitas y uso indebido de medicamentos eran relativamente altos", explica.

A su vez, la JIFE señala que hay usuarios de "inicio temprano", y de "inicio tardío".

Usuarios de inicio temprano

Tal como su nombre lo sugiere, se trata de personas que tienen un largo historial de uso de sustancias ilícitas y continúan consumiendo hasta la vejez.

Usuarios de inicio tardío

A contrario de los que comenzaron a utilizar drogas desde hace tiempo, estos usuarios empezaron cuando ya tenían una edad avanzada.
"Las razones para desarrollar drogadicción entre quienes empiezan a usar narcóticos como adultos de edad media son complejas y están determinadas por distintos factores y experiencias", se lee en el informe.
Por ejemplo, uno de los problemas mayores que identifica la JIFE se refiere al abuso de sustancias resultantes de la prescripción excesiva de analgésicos o al uso indebido de medicamentos recetados. También menciona los problemas de manejo del dolor derivados de enfermedades crónicas o cirugías, y los trastornos de salud mental en curso, como la depresión y la ansiedad.

"Todavía no hemos visto la totalidad de los efectos de la pandemia de COVID-19 y es necesario mejorar los servicios de prevención y tratamiento con base empírica a fin de evitar un incremento en los trastornos por consumo de drogas y los problemas de salud mental", escribió en el informe Cornelis P. de Joncheere, presidente de la JIFE.