Traducido por el equipo de SOTT.net en español

La reciente sugerencia del Dr. Anthony Fauci de que los ataques contra él son ataques contra la propia ciencia no tiene sentido. Su actitud hacia las críticas es un ejemplo de cientificismo, que trata a las personas de los campos científicos con una reverencia indebida.
Anthony Fauci
© Brendan Smialowski / AFPEl director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE.UU., Anthony Fauci, escucha una pregunta sobre la interrupción en la administración de la vacuna Johnson & Johnson Covid-19 de Janssen durante una rueda de prensa en la Casa Blanca el 13 de abril de 2021, en Washington DC.
Dentro de la guerra cultural se ha producido una interesante lucha cultural en torno a la propia ciencia. Mucha gente de la izquierda política tiene la tendencia a colocar el método científico en un pedestal y a no considerarlo como lo que es, que es, pura y simplemente, un método científico.

Más bien, tratan a la ciencia como una especie de dogma que no puede ser cuestionado. En cierto sentido, su actitud hacia la ciencia no es tan diferente de la visión que tiene un cristiano de la Biblia. Un cristiano cree que la Biblia es palabra de Dios, y que es estática e inmutable por la naturaleza de Dios mismo.

Sin embargo, la naturaleza de la ciencia no es estática porque nuestra comprensión del mundo no es estática. Por tanto, es terrible que alguien que ejerce tanta influencia y poder político como el principal asesor médico de Estados Unidos, el Dr. Anthony Fauci, hable de forma que trata a la ciencia como un dogma.

En una reciente entrevista con Chuck Todd en la MSNBC, Fauci afirmó que las personas que le critican son "críticas con la propia ciencia", lo cual es claramente absurdo. La ciencia está hecha para ser cuestionada. Si no se cuestionara la ciencia el progreso científico sería imposible porque no habría una actitud predominante de que hay que aprender más.

La actitud y la creencia de que la ciencia es una especie de monolito es muy desconcertante desde una perspectiva social. Siento un gran respeto por quienes dedican su tiempo a intentar comprender nuestro universo célula a célula y átomo a átomo, pero la postura de Fauci parece escupir en la cara de esas personas. En última instancia, toda persona que trabaja en las ciencias sólo puede actuar sobre lo que sabe, y lo admita o no, nunca sabrá lo suficiente. Ese, seguramente, es el secreto de la jugada.

Sin embargo, el Dr. Fauci da la impresión de ser el rostro autodeclarado de la ciencia y de que no se le puede cuestionar por esta misma razón. Aparte de que esto es totalmente falso, es un ejemplo de cientificismo. Promueve la idea de que sus diplomas y su posición gubernamental lo convierten en alguien que no puede ser cuestionado, y que sus conocimientos lo han elevado a un lugar por encima de nosotros, los simples mortales. Como tal, si no escuchas lo que dice no eres más que un troglodita.

No sé cómo un hombre de tan baja estatura soporta una arrogancia tan descomunal, pero desde luego no habla como si fuera alguien que tiene la actitud propia de un científico.

Y hay una cuestión cultural más profunda que se deriva de esto. La tendencia de la izquierda a adorar a los científicos como si fueran figuras sagradas no hace más que aumentar su ego. Ese tipo de deferencia no muestra un hambre de conocimiento, lo cual es problemático.

Claro que hay que respetar a los científicos porque el éxito y el estatus requieren una cantidad increíble de estudio y conocimiento. Pero eso no les convierte en Dios. Y en última instancia, por el bien de todos, espero que Fauci se dé cuenta de esto en algún momento.