Traducido por el equipo de Sott.net

Ha sido un comienzo de año mortal y destructivo en California, ya que una serie de fuertes tormentas azotaron el estado esta semana, derribando árboles, inundando calles y enviando agua en cascada a hogares y negocios.
Fallen trees are seen on US Highway 101 in Humboldt county, California
© EPA-EFEÁrboles caídos en la autopista US 101 en el condado de Humboldt, California.
La última tormenta golpeó con fuerza el jueves: un potente "río atmosférico" que trajo consigo vientos huracanados y torrentes de lluvia. Se han registrado al menos dos muertes relacionadas con la última tormenta, entre ellas la de un niño cuya casa fue alcanzada por la caída de un árbol en el condado de Sonoma. El jueves por la mañana, más de 163.500 personas se habían quedado sin electricidad, y no se vislumbraba una tregua.

El aguacero es el último de los tres ríos atmosféricos que asolan este estado azotado por la sequía, espoleado por un ciclón bomba que atrajo las largas columnas de humedad desde el otro lado del Pacífico.



El episodio de lluvias dejó daños considerables a su paso, ya que los suelos saturados y los sistemas inundados lucharon por contener varios diluvios consecutivos. Los fuertes vientos sacudieron árboles e infraestructuras, mientras que los escombros esparcidos y los desprendimientos de rocas cerraron autopistas y carreteras en varias zonas. Las ráfagas superaron los 160 km/h en algunas partes del estado y las olas alcanzaron alturas históricas, llegando a los 18 metros en Point Reyes. Las alertas por inundaciones cubrían el jueves a un asombroso 90% de la población de California, 35 millones de personas.

Las autoridades han informado de al menos dos muertes relacionadas con el tiempo de la última tormenta. Un árbol que se estrelló contra una casa durante la noche mató a un bebé de un año, y una mujer de 19 años murió el miércoles cuando su coche derrapó en una carretera parcialmente inundada y chocó contra un poste.

Lea la noticia completa en inglés aquí