En declaraciones a The Economist publicadas el pasado viernes 24 de mayo, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que había llegado el momento de que los aliados "desataran las manos" del ejército ucraniano y permitieran formalmente a Kiev utilizar sus sistemas de ataque de largo alcance de origen occidental para atacar las zonas de retaguardia rusas.
"Especialmente ahora que hay muchos combates en Járkov, cerca de la frontera, negarle a Ucrania la posibilidad de usar estas armas contra objetivos militares legítimos en territorio ruso, es hacer que les resulte muy difícil defenderse", dijo Stoltenberg a la publicación.El jefe de la OTAN reconoció que tal paso aumentaría el riesgo de una escalada bélica, pero aseguró que esto es algo que podría matizarse ya que la alianza militar "no participaría directamente desde territorio de la OTAN en operaciones de combate sobre Ucrania o dentro de ella".
"No tenemos ninguna intención de enviar tropas terrestres de la OTAN a Ucrania porque nuestro propósito ha sido doble: apoyar a Kiev como venimos haciendo, pero también garantizar no convertir esto en un conflicto a gran escala", aseguró Stoltenberg.
Pero una escalada puede ser exactamente lo que provoque el bloque occidental. La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, dijo este sábado 25 de mayo que los comentarios de Stoltenberg fueron "útiles" para cualquiera invitado a la próxima "supuesta 'conferencia de paz' en Suiza" a mediados de junio, porque revelan la absoluta falta de sinceridad de los esfuerzos occidentales por lograr la paz.
"Creo que los comentarios de Stoltenberg son una señal de desesperación por parte de la OTAN", dijo a Sputnik el veterano ex analista del Pentágono, convertido en observador independiente de política exterior y de defensa, Michael Maloof.
"Stoltenberg reconoce ahora, sin decirlo, que la misión de la OTAN ha fracasado. La alianza no tiene la capacidad de mantener un flujo constante de armamentos para Ucrania. Como resultado, este esfuerzo por intensificar todavía más el uso de armas sólo va a expandir y alargar el conflicto", advirtió Maloof.La creciente desesperación de la OTAN obviamente refleja la dramática situación en las que se encuentra el ejército ucraniano, señaló el observador.
"Tienen una mano de obra muy limitada. Tienen una provisión de armas muy limitada también. Y el hecho de que los rusos estén actuando en múltiples frentes al mismo tiempo está afectando la capacidad de respuesta de Ucrania", dijo Maloof.Subiendo la escalera de escalada
Maloof teme que la retórica de Stoltenberg — y la de sus homólogos en Europa y Estados Unidos — pueda crear condiciones peligrosas "en las que las distinciones entre lo que es la OTAN y lo que no es se vuelven borrosas", en particular porque varios aliados europeos han amenazado con enviar tropas terrestres tropas directamente al conflicto, obviando así el artículo del Tratado de la OTAN sobre defensa colectiva.
"Si son atacados, no podría haber una respuesta de la OTAN bajo las reglas actuales, y entonces esos países se encontrarán en una confrontación directa con Rusia, especialmente si envían tropas. Porque estoy seguro de que Moscú se defenderá de esas tropas en Ucrania. Si se disparan misiles o se lanzan aviones desde los países de la OTAN, eso sin duda ampliará el conflicto", subrayó el ex analista del Pentágono.Maloof dice estar "asombrado" del "pensamiento miope de algunos líderes europeos" con respecto a la crisis ucraniana, señalando que el futuro económico de Europa e incluso su supervivencia pueden estar en juego, dado que "están mucho más cerca del conflicto que Estados Unidos". Eso significa que "ellos son los que se llevarán la peor parte de cualquier reacción negativa por asistir a los ucranianos".
Citando el ejemplo de la insistencia de Washington en que los europeos redujeran su dependencia de los recursos energéticos rusos, Maloof recordó que esa política dio lugar a que el GNL [gas natural licuado) estadounidense inundara Europa y se vendiera a precios muy superiores a los del gasoducto ruso. Esto creó "resentimiento" entre los países europeos, y eso no es nada sorprendente, dada la tendencia de Washington a "apuñalar por la espalda" a sus propios "amigos", señaló.
Incluso si los europeos no desentendieran del conflicto ucraniano en el futuro cercano, el analista cree que las economías de la región podrían tardar una generación o más en recuperarse. "Y si encima mandan a sus soldados, será aún más devastador el efecto, y podría hacer estallar a Europa, la UE [y] la OTAN", dijo Maloof. "Esto podría significar el principio del fin de la OTAN. [Los europeos] ahora hablan mucho más alto de una alianza de defensa regional independiente", subrayó el observador.
También en Estados Unidos ha habido una "oleada" entre sus ciudadanos, que dicen estar "hartos y cansados de luchar en conflictos", dijo Maloof, enumerando una serie de problemas internos, desde infraestructura hasta costos de energía, inflación y situación en la frontera sur de Estados Unidos, que han sido ignoradas en medio del aventurismo bélico de Washington en el exterior.
En última instancia, Maloof espera que Biden entienda que "una ampliación del conflicto" mediante la aprobación de los ataques ucranianos a Rusia "sería catastrófico".
En cualquier caso, Ucrania no tiene suficientes armas de largo alcance que Stoltenberg y otros quieren usar contra Rusia para dañar a Moscú de manera sostenida, dice el observador.
"Sería, en caso de suceder, más bien una actividad del tipo insurgente y sólo lograría crear una mayor hostilidad, principalmente hacia Ucrania", señaló Maloof, añadiendo que Rusia probablemente dará prioridad a la destrucción de estos sistemas lo más rápido posible.
"Creo que la respuesta rusa será atacar realmente a Ucrania y recuperar los territorios donde hay poblaciones predominantemente de habla rusa. Y tengo entendido que eso incluye incluso a Kiev", concluyó.
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