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Son días tormentosos para Nicolás Sarkozy. Después del "affaire Karachi" -el caso de sobornos que involucró a dos de sus antiguos aliados, entre ellos su testigo de boda con Carla Bruni y al ex ministro del Interior, Brice Hortefeux- el presidente francés debe hacer cuentas tras la sonora derrota de su partido Ump en el Senado.

Por primera vez en 50 años, la izquierda conquistó el domingo la mayoría de la Cámara alta: un hecho histórico, que representa un golpe para el presidente, pero sobre todo un llamado de atención a sólo siete meses de las elecciones presidenciales de abril y mayo del 2012.

Los observadores afirman que se trató de "un terremoto político" que hace crecer el entusiasmo de los socialistas. Mientras la Ump, el partido de la mayoría, tiende a minimizar el resultado de los comicios.

Esta mañana Sarkozy se apresuró a convocar al premier Francois Fillon y al secretario general del Ump, Jean-Francois Cope. Además del análisis de los resultados, la reunión fijó la suerte de dos ministros electos el domingo en el Senado, el responsable de Defensa, Gerard Longuet, que mantendrá su cargo en el gabinete, y la colega de Deportes, Chantal Jouanno, que pasará al Parlamento dejando su puesto en el ejecutivo al ex campeón del mundo de Judo, David Douillet. El canciller, Alain Juppe, dijo que el "fracaso" es fruto de las "divisiones" internas en el Ump y exhortó a que el partido supere este actitud que consideró "suicida".

Las elecciones para la renovación de la mitad de la Cámara alta, órgano de representación de las regiones y los partidos elegidos por voto indirecto a través de miles de grandes electores, permitió a la oposición conquistar dos bancas más respecto de la mayoría absoluta (177 sobre 348). Ahora la izquierda posee un importante poder político y podrá, por ejemplo, retrasar la aprobación de proyectos de ley en el Parlamento. Mientras, se esfuma el sueño de Sarkozy de inscribir el equilibrio de presupuesto entre los principios constitucionales, un proyecto rechazado por los socialistas y que requiere del apoyo de 2/3 del Parlamento.

También, ahora que la mayoría del Senado pasó a la oposición, se abre la batalla para las elecciones del nuevo presidente de la Cámara alta, que hasta hoy era Gerard Larcher, un dirigente fiel a Sarkozy. La votación está prevista para el primero de octubre, pero los socialistas ya lanzaron una advertencia a la derecha: nada de juego sucio.

Después de la victoria del domingo, la presidencia debe pasar a la izquierda. "Hay un deseo de alternancia", dijo Pierre Moscovici, uno de los hombres fieles de Francois Hollande, favorito para las primarias socialistas de octubre próximo con vistas a la carrera por el Eliseo.