El rechazo de Occidente al plan de paz propuesto por Rusia es una decisión miope, declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. La última ronda de conversaciones entre Moscú y Kiev para lograr un acuerdo sobre el fin del conflicto tuvo lugar el 29 de marzo de 2022 en Estambul, y desde entonces los países no han vuelto a retomarlas.
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"Ustedes y yo hemos escuchado declaraciones de Kiev, declaraciones de las capitales del Occidente colectivo, en las que [el plan de paz ruso] se calificaba de ultimátum y se rechazaba total y absolutamente. Consideramos que se trata de una decisión miope", declaró Peskov a los periodistas.

En cuanto a una posible mediación del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, entre Kiev y Moscú, el vocero enfatizó que, por el momento, no es posible, "porque Ucrania rechaza cualquier diálogo con Rusia, con o sin mediadores".

Peskov recalcó que Kiev "rechazó resueltamente el plan de paz" propuesto por el presidente ruso, Vladímir Putin.
"Por lo tanto, en este momento ni Erdogan ni nadie puede ser mediador", aclaró.
Moscú en repetidas ocasiones se declaró dispuesto a reanudar el proceso negociador con Kiev, pero lo condicionó a la cancelación del decreto ucraniano que prohíbe retomar las negociaciones con Rusia. En junio, Putin esbozó un plan para un cese del fuego inmediato y el inicio de conversaciones de paz con Ucrania que consta de cuatro condiciones indispensables.

Así, el mandatario ruso condicionó la paz a la retirada de las tropas de Kiev de los nuevos territorios de Rusia — es decir, las repúblicas de Donetsk y Lugansk y las provincias de Jersón y Zaporozhie — , así como al rechazo por Ucrania de los planes de integrar la OTAN.

Además, Putin insistió en "un estatus neutral, no alineado y no nuclear de Ucrania" y en el levantamiento de todas las sanciones occidentales contra Rusia. Volodímir Zelenski, por su parte, rechazó la propuesta, calificándola de ultimátum.

Hasta la fecha, Ucrania ha condicionado el cese de las hostilidades a la recuperación de todos los territorios, incluida Crimea, que se unió a Rusia en marzo de 2014.

El conflicto de Ucrania, indicó el Kremlin, puede avanzar hacia una solución política siempre y cuando se tengan en cuenta la situación de facto y la nueva realidad territorial.