La secretaria del Tesoro y exgobernadora de la Reserva Federal de EEUU, Janet Yellen, teme la acelerada desdolarización, que ya cesó de negar, cuando la 'militarización' del dólar obliga al Sur Global a resguardarse y buscar una divisa alternativa menos punitiva y sin sanciones deletéreas. Un factor que influye también es la enorme deuda de EEUU.

© AP Photo / Mariam Zuhaib
En su espectacular reciente visita a Moscú, el primer ministro indio
Narendra Modi y el presidente ruso Vladímir Putin acordaron en su
Declaración Conjunta realizar sus
intercambios comerciales y de inversiones mediante sus respectivas divisas nacionales (la rupia y el rublo), lo cual equivale, sin haber utilizado el término, a una
desdolarización de facto tanto de la India — proyectada a ser la segunda geoeconomía global — , como de Rusia,
que ya desplazó a Japón del cuarto lugar del ranking global, medido en poder adquisitivo, según el
Banco Mundial, y que ya se
desdolarizó para operar con los yuanes de China (el porcentaje de divisas foráneas de Rusia
alcanzó en junio 99,6% en yuanes).
Desde que publiqué mi
libro, hace menos de un año,
Nuevo Orden Geofinanciero Multipolar: Desdolarización y Divisa BRICS,
se ha acelerado la desdolarización y tomará todavía un mayor ritmo en la próxima cumbre de los
BRICS+ en octubre en Kazán, cuando le corresponde a Rusia presidirla.
El pasado 9 de julio, la secretaria del Tesoro de EEUU,
Janet Yellen, en la sesión de preguntas y respuestas ante el Comité de Finanzas del Congreso, declaró que su "mayor preocupación" era la desdolarización debido a la dureza de
las sanciones impuestas contra sus adversarios que buscan otras alternativas fuera del dólar.
El analista William Pesek, de
Asia Times, con sede en Hong Kong,
afirma y confirma los asertos de Janet Yellen: su "admisión extraordinaria: la desdolarización es ahora su mayor temor".
Pesek contrasta el híperoptimismo de Yellen de hace más de dos años, cuando se jactó de que "no pienso que el dólar tenga una competencia seria y no es probable que la tenga durante un largo periodo".
En marzo de hace más de dos años,
la desnazificación y desmilitarización de Ucrania por Rusia llevaba apenas un mes cuando, entonces, el grupo pugnaz de la subsecretaria de Estado
Victoria Nuland, ya hoy defenestrada por su fracaso operativo, contaba con que
las asfixiantes sanciones contra Moscú la arrodillarían y la enviarían a un lugar mediocre en el ranking de la economía mundial, como espetó el hoy tambaleante presidente Biden.
A juicio de Pesek, existen dos dinámicas que aceleran en Washington la desdolarización: 1. La deuda nacional de Estados Unidos se ha incrementado en forma exponencial y hoy roza los
35 billones de dólares, y 2. El ciclo electoral estadounidense que los "inversionistas globales nunca han visto". Y eso que todavía no ocurría
el fallido intento de asesinato del candidato Trump ni estaba en tela de juicio la permanencia de la candidatura de Biden, cuya más reciente tribulación ha sido que
padece COVID-19, lo cual puede llevar a buscar una opción alterna.
Pareciera una paradoja la
desdolarización cuando en lo que va del año
el dólar se ha incrementado 13% frente al yen nipón, no se diga frente al euro (más del 10%).
Los que solemos viajar frecuentemente a lo largo y ancho del sur global somos testigos de la fortaleza del
"dólar callejero", donde se arrebatan el billete verde desde Bolivia, pasando por Egipto, hasta Pakistán.
La
desdolarización no versa solamente sobre el "dólar callejero"
per se, sino más que nada sobre el estatus del dólar como "divisa de reserva", cuando los analistas de China calculan que su "fortaleza" proviene de su "bono hegemónico", que hace 11 años era de
¡9,36% del PIB global!.
Se estima que el PIB global ascienda este año a casi 110 billones de dólares, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
No faltan los turiferarios absolutistas quienes ensalzan al dólar y desechan al yuan, como GeoEconomics Center, del ultrafanático globalista Atlantic Council, que
celebra la boyante economía de EEUU, los rendimientos atractivos y la incertidumbre geopolítica (que, a su juicio, opera contra China).
Naturalmente que el belicoso Atlantic Council oculta que el crecimiento de EEUU se debe a la
"economía de guerra" del complejo militar-industrial: por su excesiva contribución en su PIB doméstico en sus guerras en Ucrania y en Gaza. Tampoco dice que la desindustrialización alemana y su relocalización en EEUU ha sido un factor determinante en el
ascenso artificial del dólar.
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