La 66 edición de la Asamblea General de la ONU en Nueva York finaliza este martes una semana de debates enfocados especialmente en la situación en Oriente Próximo y el Norte de África, en la necesidad de reformar la propia organización, y en el bloqueo de Cuba.

Respecto al más de medio siglo de embargo económico de la isla caribeña, los expertos subrayan que desde hace mucho tiempo existe una necesidad de resolver la crisis. Según acentúa el analista político Julio Gambina, casi no han quedado países que apoyen tal medida. Califica el bloqueo como una "irracionalidad".

Venezuela

El canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, en su discurso de hoy ante la Asamblea en el que leyó la carta del presidente Hugo Chávez dirigida al organismo, subrayó que el "vergonzoso" embargo económico y comercial impuesto contra Cuba ya ha sido condenado en 19 votaciones en la ONU. Ha exigido de Washington el cese inmediato del embargo impuesto contra Cuba. Ha demandado, además, la liberación de los cinco "luchadores antiterroristas cubanos, secuestrados en las cárceles del imperio".

En cuanto a la situación en Oriente Próximo y en África, Venezuela volvió a expresar su respaldo a los esfuerzos del mandatario sirio, Bashar al-Assad, "por preservar la unidad y estabilidad de su patria frente al imperialismo voraz". Subrayó: "Es cien veces mejor apostar por el éxito del amplio diálogo nacional que ha convocado el presidente Bashar al-Assad que imponer sanciones y gritar como hienas por una intervención militar" y precisó que "solo el pueblo sirio puede resolver su destino".

En cuanto al conflicto palestino-israelí, Venezuela dio los mismos argumentos que Nicaragua hace un día: "¿Por qué se le concede el escaño de Libia en la ONU al Consejo Nacional de Transición (CNT), Gobierno que no existe en ese país, mientras se bloquea el ingreso de Palestina?". Subrayó que ya es "imposible negar la crisis de las Naciones Unidas". "Resulta intolerable que exista un Consejo de Seguridad que da la espalda a la voluntad mayoritaria de las naciones", denunció.

Comentando la situación en Libia, Chávez lo calificó en su carta como el inicio de un nuevo ciclo de "guerras coloniales". Advirtió que la humanidad "se está enfrentando a la amenaza cierta de la guerra permanente". Subrayó que EE. UU. es el único país que "siembra el planeta con bases militares" y que Washington "se ha adjudicado el poder de juez del mundo, sin que nadie le haya otorgado esa responsabilidad".


Panamá

El vicecanciller de Panamá, Francisco Álvarez, ha apoyado ante la ONU el derecho de los palestinos a un Estado reconocido, pero indicó que para ello deben "primero, resolver sus diferencias con su vecino, Israel". Puntualizó: "No habrá mejor solución que aquella que surgirá de la negociación directa entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina".

En cuanto a la situación en el Norte de África, comentó que la "primavera árabe (...) ha traído un viento de libertad a esa región del mundo".

Ecuador

El representante de Ecuador ante la ONU, Francisco Carrión Mena, ha asegurado que "el multilateralismo global sufre una crisis profunda y el sistema de Naciones Unidas no da respuestas". Subrayó que es muy evidente la necesidad de reformar el Consejo de Seguridad de la ONU y sus métodos de trabajo, ya que el sistema de toma de decisiones debe ser democratizado.

Puntualizó: "La imposición de soluciones por medio de la fuerza jamás perpetuará la paz, al contrario, hemos sido testigos de los fracasos de esas imposiciones (...) mi país condena las resoluciones abusivas del Consejo de Seguridad que degeneran en más violencia y que no permiten fomentar en las naciones las relaciones de amistad".

Mena ratificó el reconocimiento de Palestina como Estado soberano e hizo un llamamiento al desarme nuclear en Oriente Medio. Condenó el desarrollo de armas de destrucción masiva y acentuó que los países nucleares "deben garantizar la abstención de usar esas armas nucleares contra estados que no las poseen".

Al igual que los representantes latinoamericanos que habían intervenido antes, condenó el bloqueo impuesto por EE. UU. a Cuba. El medio siglo de embargo le ha costado 975.000 millones de dólares a la nación caribeña.