La acusada ingresó reiteradas veces a la habitación durante ocho años a altas horas de la noche, lo que desembocó en un juicio en Singapur.
Singapur Tribunal
© Gettyimages.ruImagen ilustrativa del edificio del Tribunal de Justicia de Familia en Singapur.
Un Tribunal de Singapur prohibió a una mujer entrar a limpiar la habitación de su hermano, luego de haberlo hecho constantemente por ocho años, durante la noche, ocasionándole problemas psicológicos, recoge Channel News Asia.

El sujeto buscó una intervención judicial ya que su hermana entraba repetidamente a su cuarto entre las 22:00 y las 4:00 de la madrugada, mientras intentaba conciliar el sueño. Su otra hermana, con la que compartía la pieza, corroboró los hechos y dijo que la acusada "podía regresar en mitad de la noche para limpiar y limpiar hasta altas horas de la madrugada" antes de volver a su propia casa, por lo que se apresuraban a cerrar la puerta, pero ella siempre encontraba una forma de entrar, denunciaron.

Daños psicológicos

La situación llevó a tal punto de angustia que el hombre tuvo que ser internado varias veces en un instituto de salud mental y en una ocasión la agredió físicamente, episodio que la mujer también denunció ante las autoridades y solicitó una orden de protección personal.

En una sentencia hecha pública el jueves 31 de octubre, el juez de distrito Tan Zhi Xiang concedió a ambos hermanos órdenes de protección, junto con una orden de exclusión doméstica que prohibía a la mujer entrar en la alcoba. "Acepto que, normalmente, un hermano que limpie la habitación de otro hermano sería inofensivo — y de hecho un acto amoroso — y ciertamente no constituiría acoso", declaró el magistrado. Sin embargo, observó que lo que puede ser inofensivo en ciertas circunstancias puede ser muy angustiante en otras.

La versión de la acusada

Cuando el tribunal le preguntó a la hermana por qué sentía la necesidad de asear constantemente la habitación a esas horas, ella respondió: "Porque necesito trabajar, querida", agregando que tenía una "agenda ajustada". "No soy su empleada doméstica, no soy su trabajadora", enfatizó.

"Si la persona hace las tareas domésticas por sí misma, si limpia su habitación, está bien, pero después de los 40 años ya no lo hace. Ni un dedo. [...] todo el marco de la ventana puede estar pintado de negro", alegó, agregando que sus parientes no se preocupaban por las plagas ni por el estado de la vivienda, propiedad de sus padres.

Sin embargo, el juez afirmó que no encontró evidencia que demostrara que la pieza estaba en muy malas condiciones, ni indicios de plagas, por lo que no había necesidad de limpiarla frecuentemente contra la voluntad de sus ocupantes. Por lo tanto, el magistrado dictaminó que las acciones de la acusada constituían violencia familiar a través del acoso continuo.