Traducido por el equipo de SOTT.netRon Unz señaló recientemente "el acusado descenso de calidad del New York Times". Podría haber añadido que aún podemos aprender cosas del Times leyendo entre líneas, del mismo modo que los rusos de la era soviética leían Tass y Pravda. Es una buena manera de leer la necrológica de David Lynch de hoy.
El
Times, como el resto de la clase dirigente estadounidense, considera a Lynch un loco artístico con puntos de vista divertidamente extravagantes, quizá un gran cineasta, pero difícil de tomar en serio en lo que se refiere a las verdades más importantes de nuestro mundo. El escritor del obituario, un tal J. Hoberman, parece divertido por la yuxtaposición "maniquea" de Lynch de una inocencia capraesca extrema con sospechas de depravación igualmente extremas más allá de lo kafkiano. Desde el punto de vista del establecimiento, el hecho de que Lynch buscara la verdad sobre el 11-S parece algo normal.
Por supuesto que su legendaria imaginación paranoica se preguntaría qué se arrastraba bajo nuestro perfectamente cuidado césped estadounidense.
Pero Lynch no era sólo un lunático visionario de feria. Sus películas nos enseñan a ver. La inocencia de Frank Capra no era una pose. En una ocasión, Lynch se enfrentó a un típico idiota decadente de Hollywood describiéndose a sí mismo como "Eagle Scout, Missoula, Montana". No estaba siendo irónico. A diferencia del productor de Hollywood, de quien se dice que dijo: "Tengo el corazón de un niño pequeño. Lo guardo en un frasco en mi escritorio", David Lynch sabía estudiar rigurosamente el mundo con el corazón de un niño pequeño, a través de los ojos de la inocencia. Así es como llegas a ver la depravación. Si permites que las sombras del cinismo oscurezcan tu corazón, aunque sea un poco, pierdes la capacidad de discernir la oscuridad de la luz. Por eso los periodistas profesionales de la corriente dominante, las personas más cínicas del mundo, no se atreven a ver la verdad cegadoramente obvia de que la historia oficial del 11-S es una malvada operación psicológica.
El método de Lynch de estudiar el mundo a través de ojos puros con el corazón inmaculado de un niño, y de informar con honestidad tanto de la belleza como del horror que veía, no sólo se puso de manifiesto en sus películas (y presumiblemente en sus pinturas, aunque no sé mucho de ellas), sino también en su meditación. Cuando uno medita, viaja a través de la paz y la sencillez infantil hacia un estado dichoso de unidad absoluta. Si ese estado meditativo puro y pacífico, el Nafs al-Mutma'inna, es semejante a la inocencia infantil, las diversas corrientes espirituales que lo perturban (algunas intencionadamente) pueden imaginarse como las manifestaciones extrañas y a veces monstruosas que surgen en las películas de Lynch, a las que intenta exorcizar manteniendo la indivisa atención de corazón puro del meditador/espectador con el tipo de desapego al ego que permite que se manifieste la baraka divina.
Lynch adoptó un estilo de meditación secularizado y esencialmente estadounidense, la MT, y describe su práctica y los beneficios que le reportó para su salud mental y su creatividad en
Catching the Big Fish (Atrapar al pez gordo). Es una lectura interesante incluso para los tradicionalistas que abogamos por prácticas espirituales basadas en las grandes tradiciones religiosas milenarias.
"
Inna lillahi wa inna ilayhi raji'un": "En verdad, pertenecemos a Alá, y en verdad, a Él regresamos". Volver al menos en parte hacia Dios a través de un camino regular de oración y meditación nos prepara para el viaje completo que nos espera, y que David Lynch ha realizado ahora, Allah yarhamuh.
-KB
Transcripción de la legendaria entrevista de David Lynch sobre el 11-SEntrevistador: La teoría sobre Marilyn Monroe es relativamente pequeña, pero es una teoría de conspiración. También hay teorías conspirativas de enormes proporciones. Y usted sugirió que mostráramos una parte de un clip del documental Loose Change de Dylan Avery. Y era una película que ha sido vista por millones de espectadores porque se podía ver a través de Internet. Sin coste alguno. Y la película resume en cierto modo todas las teorías sobre que el gobierno estadounidense planeó los atentados del 11 de septiembre contra el World Trade Center. Pero primero veámosla. ¿Qué le parece? ¿Cree que es convincente lo que cuentan en la película?David Lynch: No es tanto lo que cuentan, son las cosas que te hacen ver de otra manera lo que creías haber visto. Y esas cosas que me molestan es que el agujero en el Pentágono fuera demasiado pequeño para un avión, que el césped no estuviera estropeado y que el gobierno no mostrara el impacto del avión cuando muchas cámaras lo fotografiaron.
En el World Trade Center tres edificios cayeron como una demolición. Y dos de ellos fueron golpeados por un avión pero con el tercero dijeron "¿quieren que lo tiremos?", y lo tiraron. Y se vio igual que los otros dos. Esas cosas me molestan.
En Pennsylvania, el avión que cayó, fue sólo un agujero en el suelo. No hubo restos. No hubo marcas de derrape. No hubo ningún desgarro en la tierra.
Y nadie se ha enterado de eso. Así que en cada lugar hay preguntas que vienen de este documental. Y no tienes que creer todo lo que dice el documental para que sigan surgiendo preguntas, y miras atrás y recuerdas lo que viste y lo que te dijeron, y ahora tienes preguntas.
Entrevistador: Y el acontecimiento en sí, ¿cambió su vida o cambió su visión de...?David Lynch: No. Ahora es sólo un evento que tiene muchas preguntas y ninguna respuesta. ¿Y la sugerencia de que el gobierno estadounidense esté detrás? Es demasiado grande para que la gente lo piense. Demasiado grande.
Entrevistador: ¿Qué quiere decir?David Lynch: Es sólo, ¿sabes?, es algo en lo que nadie quiere pensar.
Entrevista de Alex Jones
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