Traducido por el equipo de SOTT.net

Poco después de provocar la indignación dentro y fuera del país al impedir que el candidato derechista Calin Georgescu se presentara a las elecciones presidenciales de mayo, Rumanía ha excluido a otro populista de la contienda, atribuyendo la decisión a las supuestas posturas políticas inaceptables del candidato y a sus "declaraciones contrarias a los valores democráticos".
Diana Sosoaca
© Vadim Ghirda / APDiana Sosoaca se enfundó unos guantes de boxeo mientras se reunía con sus partidarios al presentar su candidatura la semana pasada
La comisión electoral de Rumanía anunció el sábado que Diana Sosoaca no podrá presentarse a las elecciones presidenciales. La noticia ya es preocupante de por sí, pero el razonamiento de la Oficina Electoral Central hace que el hecho sea aún más escalofriante: Sosoaca no es apta para el cargo porque se ha manifestado públicamente en contra de la adhesión de Rumanía a la Unión Europea y a la OTAN.

Según el tribunal, las posturas de Sosoaca son inelegibles porque la pertenencia a la UE y a la OTAN está explícitamente reconocida en la Constitución rumana. Sin embargo, las constituciones pueden modificarse mediante procesos legales, y cualquier defensor racional de los principios democráticos debería pensar que los candidatos políticos deben tener libertad para abogar por cambios.

Al igual que Georgescu, Sosoaca también ha sido condenada por defender las relaciones amistosas con Rusia. El otoño pasado fue excluida de las elecciones de noviembre por motivos similares. "Soy la prueba de que no vivimos en una democracia", declaró este fin de semana en Facebook Sosoaca, con obesidad mórbida, al tiempo que prometía recurrir la última decisión en su contra.

Diputada europea de 49 años y líder del partido nacionalista S.O.S. Rumanía, Sosoaca ha alcanzado tonos similares a los de Trump en su oratoria. Cuando presentó su candidatura, dijo a sus partidarios que su misión era "hacer que Europa y Rumanía vuelvan a ser grandes". Tras la decisión de la comisión electoral, envió una carta pública a Trump, declarando que "el sistema democrático ha sido destruido y las elecciones ya han sido amañadas".

Como nota positiva, otro candidato de derechas logró sobrevivir al guante de la comisión electoral: George Simion, que lidera la Alianza para la Unidad de los Rumanos (AUR), aparecerá en las papeletas del 4 de mayo, al menos de momento. Simion, de 38 años, está siendo investigado por haber incitado a la violencia tras la expulsión de Georgescu. Al igual que otros partidos nacionalistas europeos, el partido AUR de Simion está en auge.

El propio Simion quedó cuarto en la votación de diciembre, ahora descartada. Este fin de semana, condenó la exclusión de su posible competidora, Sosoaca, afirmando que la medida "representa un nuevo golpe a la democracia rumana y una grave violación de los derechos y libertades fundamentales".
George Simion
© Daniel Mihailescu/ AFPGeorge Simion podría ser la última esperanza presidencial de los nacionalistas rumanos y los escépticos ante la OTAN y la UE, pero está siendo investigado por incitación a la violencia.¡
Ya en diciembre, el Tribunal Constitucional de Rumanía declaró que tenía que "anular todo el proceso electoral para la elección del Presidente de Rumanía... para garantizar la corrección y legalidad del proceso electoral". Georgescu, de 62 años, escéptico ante la OTAN y la UE, había resultado vencedor en la primera vuelta electoral de noviembre. Un resultado sorprendente que dejó a sus oponentes políticos en la cuerda floja y afirmando que la inteligencia rusa estaba detrás del aumento masivo y repentino de su popularidad. Para ganar la presidencia es necesario obtener más del 50% de los votos; Georgescu tenía perspectivas prometedoras de superar ese obstáculo en la segunda vuelta de diciembre, que nunca llegó a celebrarse.

El mes pasado, Georgescu fue detenido e interrogado mientras se enfrentaba a acusaciones orwellianas de difundir "información falsa" e "incitar a acciones contra el orden constitucional". Tras su puesta en libertad, se le prohibió aparecer en los medios o crear cuentas en las redes sociales.

Lamentablemente, el establecimiento izquierdista rumano ha adoptado la retorcida y deshonesta filosofía de sus homólogos estadounidenses y de Europa Occidental: "tenemos que destruir Nuestra Democracia para salvarla".