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Utilizando el telescopio de rayos X Chandra, de la NASA, un grupo de astrónomos ha encontrado pruebas de lo que podría ser el agujero negro más joven observado hasta ahora. De hecho, se encuentra entre los restos de una supernova (1979C), detectada hace treinta años en la galaxia M100, a cincuenta millones de años luz de la Tierra. Se trata de una oportunidad única para observar cómo evolucionan esta clase de objetos desde su más tierna infancia.
Los datos obtenidos por Chandra, el telescopio Swift, también de la NASA, y el XMM-Newton, de la Agencia Espacial Europea, revelan la existencia, entre los restos de 1979C, de una brillante fuente de rayos X que ha permanecido estable, por lo menos, entre 1995 y 2007. Lo cual sugiere que se trata de un agujero negro «bien alimentado» y que estaría absorbiendo la materia sobrante de la supernova o nutriéndose, quizá, de una estrella vecina.
El nuevo agujero negro ayudará a los científicos a comprender cómo explotan las estrellas muy masivas y por qué unas se convierten en estrellas de neutrones y otras, por el contrario, se transforman en agujeros negros.