Mein Kampf (Mi lucha).
Hace unos años,
Klaus-Dieter Dubon, un notario bávaro jubilado, encontró los documentos de un expediente que el fisco alemán había abierto a Adolf Hitler en 1934... debía
405.4949 Reichsmarks (moneda de Alemania desde 1924 a 1948) en impuestos que no había pagado desde hacía ya años. Rebuscando, algunos historiadores encontraron toda una red de propiedades y dinero que Hitler fue amasando desde mucho antes de que llegara al poder absoluto en Alemania y que hizo que viviera siempre lleno de lujos, pero con fama de asceta.
Hitler estuvo en la prisión de Landsberg por su participación en 1923 en el llamado
Putsch de Múnich o
Putsch de la Cervecería, fallido intento de golpe de Estado llevado a cabo por miembros del
Partido Nacional-Socialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP o Partido Nazi) en el que murieron cuatro policías y 16 miembros del Partido Nazi. Su estancia en la cárcel no fue muy dura, ya que estuvo rodeado de ciertas comodidades, recibía continuas visitas de sus colaboradores y, además, aprovechó el tiempo para escribir su libro
Mein Kampf (Mi lucha).
El caso le hizo famoso, pues por toda Alemania sonó su nombre y su caso. El libro se convirtió en su joya de oro desde ese momento hasta su suicidio en 1945.
A Hitler le gustaba que le vieran como a "
un hombre humilde que había tenido que trabajar desde muy joven".
Ahondando en esta imagen, en el libro cuenta que en 1909, mientras vivió en Viena y fue rechazado por la Escuela de Arte, debió trabajar duro como obrero y aún así pasó hambre. La verdad era muy distinta: recibió una cantidad considerable de dinero por herencia debido al fallecimiento de su madre, compartía piso con otro estudiante, eran un asiduo de los cafés vienesés y gran parte de su dinero lo gastó en la ópera... un lujo no muy barato en esa época. El dinero se acabó y fue cuando tuvo que buscar trabajo. Después de dilapidar su dinero, incluso tuvo que dormir en un refugio para indigentes hasta que vendiendo sus cuadros de paisajes en Viena consiguió lo suficiente para alquilar un piso. Las pinturas no eran muy buenas pero los que le conocieron decían que se consideraba un auténtico genio menospreciado por los demás.