Los políticos no pueden empatizar ni sentir remordimiento, por eso interactúan con las demás personas como si fuesen cualquier otro objeto, las utilizan para conseguir sus objetivos, la satisfacción de sus propios intereses. No necesariamente tienen que causar algún mal. La falta de remordimientos radica en la cosificación que hace el político del otro, es decir que el quitarle al otro los atributos de persona para valorarlo como cosa es uno de los pilares de la estructura política.
© DesconocidoCambiando solo la palabra « psicópata » por « político » en la definición de psicopatía cuadran perfectamente los síntomas de este trastorno psicológico.
Los políticos tienden a crear códigos propios de comportamiento, por lo cual sólo sienten culpa al infringir sus propios reglamentos y no los códigos comunes.
Sin embargo, estas personas sí tienen nociones sobre la mayoría de los usos sociales, por lo que su comportamiento es adaptativo y pasa inadvertido para la mayoría de las personas.Además, los políticos tienen como característica el tener necesidades especiales y formas atípicas de satisfacerlas, que en general implican cierta ritualización. El acto político hacia el otro se configura mediante la necesidad del político y su código propio, que desde su punto de vista lo exime del displacer interno.
El problema de las necesidades de los políticos es que al no ser compartidas por el grupo, no pueden ser comprendidas ni generar empatía, por situarse fuera de las leyes de la costumbre y del bien común, aunque estas necesidades son sentidas con fuerza e impelen a la acción para el político.
Comentario: Para entender con mayor claridad la evidente correspondencia entre "ser político" y "ser psicópata" sugerimos la lectura del material de "Ponerólogía Política".
Estos artículos consituirán un excelente punto de partida:
Ponerología 101: Trepando a la cima
Reflexiones sobre Ponerología Política
Los patócratas
Ponerología 101: Serpientes en traje